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jueves, 25 de febrero de 2016

Algunas frases… Capítulo I



Después de toda la mañana buscando la inspiración en vano, llega la  tarde y  me viene a la cabeza una idea, relativa a  la visión que propios y extraños albergan o han albergado  sobre nuestro solar patrio y  que trataré de convertir en artículo, sin garantías de conseguirlo. Es sabido que España, lo español, o más genérico aún, los españoles hemos sido objeto de admiración, asombro, o simplemente crítica, a lo largo de nuestra dilatada  y azarosa historia. Muchas frases han pretendido señalar que somos, cuál es nuestro carácter y nuestra idiosincrasia, en definitiva se ha querido ofrecer un retrato de España, una mirada soslayada y poco profunda, pero en ocasiones muy gráfica. En el mundo de las  máximas encontramos de todo, desde lo exagerado hasta lo banal, pero en buena medida, nos permite hacernos una idea de cómo nos vemos y como nos ven, de forma sincrónica y también a través del diacronismo histórico.

Para comenzar me gustaría señalar dos frases pronunciadas, por dos grandes políticos (de esos que es raro encontrar por inteligentes y honrados), eso sí,  separados por más de medio siglo de Historia, la primera de ellas se atribuye a Manuel Azaña y decía; "En España la mejor manera de guardar un secreto es escribir un libro.", la sagacidad  del que fuese presidente de la II República Española, condenaba la insana costumbre nacional de no leer, de ser un país poco cultivado, jamás se revelaría el secreto, dado que nadie leería dicho libro, ni ningún otro. La otra frase a la que me refería la encontré el otro día en una entrevista realizada a Julio Anguita, en la que afirmaba sobre España;  "Es un país que se pone delante de un toro, pero que ve un libro y sale corriendo", habían pasado más de  cincuenta años que incluyen una dictadura de cuarenta y el proceso de Transición democrática, pero en la que el genio de este intelectual sigue observando el mismo mal que ya se denunciara en la máxima anterior, seguimos sin leer, sin cultivarnos, en plan de broma, en ocasiones afirmo con algún amigo, el día que la Ilustración llegue a España la que se va a liar. En España la vulgaridad y el mal gusto campan a sus anchas, no consumimos cultura, sólo telebasura y afán de notoriedad en las redes sociales, pero esto no quita que se quiera aparentar en ocasiones ser gente de libro, inquieta y curiosa. Este mal gusto en determinados grupos de edad incluso es potenciado y valorado como elemento  de estatus.

Uno de nuestros héroes olvidados, y tendremos algún día que hablar de todos aquellos a los que hemos abandonado  en  el cuarto de los trastos viejos, Blas de Lezo y Olavarrieta, el insigne vencedor de la Real Armada Británica, defendiendo Cartagena de Indias, con muchas más “pelotas” que medios, hasta el punto  que no volverían los ingleses  a juntar tantos barcos hasta la II Guerra Mundial, y aquello sucedió en 1741, profirió diversas frases que han pasado a la Historia pero incluiremos aquí la que me parece más gráfica de todas, y dice así; “Todo buen español debería mear siempre mirando a Inglaterra” , se resume así , perfectamente,  gran parte del pasado español (y se tira por tierra el Bilingüísmo, de sueldo base, del actual sitema educativo) en el que bajo los intereses de antojadizos gobernantes y reyes, los soldados españoles dejaban su vida y sus entrañas en proezas para mayor gloria del Imperio Español. En fechas recientes, los Británicos reformulaban con la Unión Europea su adhesión a la misma, y al margen de ser más o menos altivos, nuestros antiguos rivales, siguen manifestando una fuerza y una voluntad que hace ya mucho se perdió en nuestro país. Hemos asumido los intereses de la Unión como propios, dejando de ver que es lo importante para España, en tanto que miembro de dicha Unión, no como criado de los intereses de las dos grandes potencias europeas, de nuevo los británicos nos dan una lección de la famosa flema.

Son muchísimas las alusiones que se han hecho sobre España, para finalizar este artículo, que decido aquí, y cambio el título, dividiré en varios,  quiero hacer referencia a otras dos frases que bien pueden ser aplicadas a nuestra agitada situación actual. La primera de ellas, la dijo un alemán, y no uno cualquiera, sino el hombre que inventó Alemania, Otto Von Bismarck “el Canciller de Hierro”, afirmó La nación más fuerte del mundo es sin duda España. Siempre ha intentado autodestruirse y nunca lo ha conseguido. El día que dejen de intentarlo, volverán a ser la vanguardia del mundo”, el artífice de la Unificación Alemana, el hombre que durante lustros dirigió no sólo los designios de Alemania (Prusia) sino también los de Europa entera, a través de sus sistemas de alianzas que daban a los germanos una posición predominante en el continente, pero que evitaba la Guerra a gran escala, esta llegaría más tarde, vislumbraba en gran medida la capacidad de autodestrucción que los españoles hemos tenido a los largo de los siglos y que era palmaria en el siglo XIX, aquél en el que perdimos la oportunidad de ser una gran nación para convertirnos en un país de tradiciones, incienso, caciques y analfabetos. Finalmente me ha parecido oportuno recordar lo que dijera Amadeo de Saboya, aquel galán italiano, que por casualidades de la vida fuese rey de España, quién en  las Cortes y antes de emprender  camino de su patria de nacimiento señaló, al tiempo que abdicaba que “Los españoles son ingobernables”, y no le faltaba razón al de Aosta, dado que horas después se proclamaba la I República Española, en la que como se sabe en tan sólo once meses se sucederían cuatro presidentes de la misma, poniéndose fin a un proceso político que se iniciaba con la salida de Isabel II del país al exilio, seguido de la búsqueda de nuevo rey y las inferencias europeas, entre ellas las del mencionado Bismarck o Napoleón III, y que incluía el magnicidio de la Calle del Turco, donde el presidente del gobierno, y artífice de la candidatura de Amadeo fuese asesinado, perdiendo el monarca el único apoyo que contaba en el país. En nuestros días no llegamos a tanto, los carlistas casi no existen, y los republicanos nos conformamos con poco, el marco constitucional parece estable, y de momento no hay ruidos de sables, pero la gobernabilidad del país es más que difícil, ya veremos lo que los tiempos nos depararán.

Estas son algunas máximas dichas sobre nuestro país, sobre nuestras gentes, sobre nosotros, y en todas ellas podemos ver alguno de los males que nos aquejan, que nos definen, que nos retratan, exagerados o no, tienen su parte de razón. Podríamos concluir el artículo, que ya he dicho retomaré más adelante, señalando lo que escribiera el genio de Quevedo Miré los muros de la patria mía, si un tiempo fuertes ya desmoronados de la carrera de la edad cansados por quien caduca ya su valentía”, y sin tanta genialidad afirmar con rotundidad “Que país”.