En este artículo trataré de mostrar por qué soy republicano,
y por qué considero que la República es la opción de gobierno más adecuada
dentro de los sistemas democráticos. Antes de empezar, me gustaría dejar claro, que a
día de hoy, el debate entre república o monarquía es baladí, dada la grave
situación de parálisis y anquilosamiento que viven las fuerzas políticas españolas
tras las elecciones del 20 de diciembre de 2015, que no fueron resolutorias,
dejando un panorama político abierto e incierto.
Ahora sí, soy republicano por ser fiel a mí mismo, al ser
plenamente consciente que todos nacemos iguales y debemos gozar de los mismos
derechos, por ello, creo en lo más profundo de mi corazón, que la monarquía es
una institución anacrónica, injusta, elitista, antinatural, e inservible,
basada en una desigualdad establecida legalmente
y asumida por el resto. Desde la lógica
más absoluta, es imposible defender una
institución que mantiene desigualdades por el mero hecho de haber nacido en una
casa o linaje, por tener la sangre azul o un determinado papel en la historia, dado
que dicho papel lo tenemos todos, puesto que hemos llegado hasta aquí a través de los
siglos, como los reyes, eso sí, con muchas más dificultades y penurias que los
mismos.
En España, el sistema republicano está muy denostado,
defender la República, como forma de organización, casi supone ponerse del lado
del desorden, del caos, de la barbarie, puesto que en el denominado subconsciente
colectivo, la II República trajo consigo la Guerra Civil, obviando que la
guerra se produce porque una serie de generales, abanderados por Franco, se
levantaron contra la misma, que era la legalidad aceptada, iniciándose como
todos sabemos la conflagración.
En nuestra historia hemos
tenido dos repúblicas, la primera
resultó caótica, debido a la precipitación con que se proclamó, la falta de entendimiento
entre los mismos republicanos, que no discernían bien entre unitarismo o
federalismo, y la situación general que
vivía el país, que no olvidemos, decidió echar a la reina Isabel II, por sus
errores, e intento salvar la institución monárquica con un rey extranjero,
Amadeo de Saboya, desoyendo a los Carlistas, la facción absolutista de los
Borbones patrios, que llevaban haciendo la guerra civil desde hacía décadas,
optando, finalmente por la República, que podemos entender, tras estos devaneos,
que no acabaría nada bien. La II
República, como ya he señalado, finalizó en un golpe de Estado fallido, por
parte de los generales, que no resultó bien y degeneró, en una cruenta Guerra
Civil de tres años. Como vemos, no sólo fue el sistema republicano el que
fallaba en nuestro país, quizás no tenga la culpa de todos los males que se le
atribuyen habitualmente. Aun así, aceptando la idea errónea que manifiesta el
fracaso de las dos experiencias republicanas, podíamos contraargumentar aquí,
preguntando ¿cuántos reyes han sido un
auténtico fiasco en la Historia de nuestro país? , la respuesta abruma, muchos,
desde luego.
Como republicano, no pretendo que en nuestro país se reedite
la II República, eso está superado, lo que deseo es el establecimiento de un
sistema republicano en España, serio, moderno, comprometido, progresista, que
sepa poner a España en la vanguardia, si se me permite, ilustrar de una vez
nuestro país, un tremendo erial intelectual. Como el viejo maestro Julio Anguita señala, el empeño republicano no
consiste en cambiar la bandera y el
himno, se trata de establecer un nuevo sistema, más justo, más igualitario, más
fraternal, en definitiva más libre. Los principios de la Revolución francesa
nos han de guiar, y el objetivo será el cumplimiento íntegro de los Derechos Humanos,
recogidos en la Declaración de las Naciones Unidas.
Hay que dejar de una vez por todas de mirar al pasado y
rememorar glorias que no volverán, quizás porque nunca estuvieron, y fueron una quimera
alimentada en la mente de los nostálgicos. La III República Española debería
establecer una democracia plena, que mire por el desarrollo del país, de todo
el país, que ayude a los ciudadanos, que sea capaz de volver a universalizar la
educación pública y de calidad, que ilusione a la juventud, que forme a los analfabetos,
que los hay, y que evite la fuga de cerebros, que luche contra la tiranía de
las multinacionales, que acabe con el paro, que ponga a España en Europa, y no
que Europa diga lo que España debe hacer anulando nuestra capacidad de
decisión, que ponga freno a los mercados y mire por las personas, que cuide de
los enfermos e incapaces, que sea capaz de unir a los españoles, a sus
representantes, que acabe con la ponzoña, en definitiva que sea capaz de
hacernos LIBRES –IGUALES y FRATERNALES.
Soy Republicano porque como se dice en el artículo I de la
citada declaración; “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos
y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente
los unos con los otros”. En el primer artículo ya se insiste en la
igualdad, en la libertad y en la fraternidad, y al tiempo ya se anula la posibilidad
de la Monarquía, dado que todos nacemos iguales y dignos, no con privilegios.
Pretendo una III República que tenga como guía estos Derechos
de todos, empeño compartido con las Naciones Unidas (ONU) así en el preámbulo de
este documento se establece; “La ASAMBLEA GENERAL proclama la presente
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE DERECHOS HUMANOS como
ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de
que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en
ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos
derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional
e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto
entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios
colocados bajo su jurisdicción”.
Ahora lo único que queda es ponerse a trabajar para hacer de
España un país mucho más moderno, serio y progresista de lo que hoy es, para
ello, creo que debería ser la República su marco de actuación.
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