Como menciono en el título, se
agota el tiempo para saber si tendremos que ir o no, a nuevas elecciones. El rey
abrirá una nueva ronda de contactos con los dirigentes políticos al objeto de
obtener un candidato para una nueva votación de investidura, hay que recordar
aquí, que ya han sido dos los intentos fallidos desde las elecciones del 22 de
diciembre de 2015. Si señores, desde diciembre " caminamos" con un gobierno en
funciones que prácticamente no puede hacer nada, y que impide el gobierno
eficaz del país. Si se agota esta última posibilidad, desde mi punto de vista
estamos confirmando el fracaso de la democracia en España, asistimos impávidos
a la falta de entendimiento de una clase política, nueva o vieja, incapaz de
plasmar en un gobierno la foto fija de la voluntad de los españoles que supone,
en este caso, el proceso electoral de finales de 2015. No pretendo, ni mucho
menos, ser apocalíptico o agorero, pero es cierto, que toda esta situación pone
a las claras una enorme incapacidad, al tiempo que manifiesta, desinterés y
transmite desidia al pueblo soberano, que mediante voto, señaló en las urnas
que quería un parlamento diverso y unos políticos capaces de ver el bien común,
siendo artífices de un cambio que supere sus propios egos en pro del beneficio de la mayoría.
Claro está que no hay un sólo culpable,
podemos ver muchas acciones mejorables o reprochables, que de haberse realizado
como deben, hubiesen acabado con la parálisis actual. En primer lugar asistimos, en un claro ejemplo de cobardía
política y de estrategia de alcantarilla, a un ganador de las elecciones,
Mariano Rajoy Brey, que prefiere obviar el mandato del rey, Felipe VI, que no
olvidemos representa al país, no a la mera institución monarquica, y decide no presentarse a la investidura, por miedo al ridículo, claro
ejemplo este, de lo que no debe ser un gobernante (cobarde). Mariano ya nos tenía acostumbrados
a dar la callada por respuesta, no olviden que ni siquiera acudió al debate
televisivo más importante de nuestra historia, que cierto es, es una
americanada, pero bueno está, debería haber ido y no mandar en su lugar a
una muy diligente Soraya Sáenz de Santamaría (cuatro años de plasma es lo que tienen).
Después del mutismo y la
estrategia barata de Mariano, asistimos
al intentó del “socialista” Pedro Sánchez de formar un gobierno en torno al
cada día más denostado PSOE. En esta ocasión, desde mi humilde opinión, el
intento de alianza fue baladí, puesto que se pretendía una alianza de las
izquierdas, que a muchos nos gustó, pero que comenzó a realizarse al revés, es
decir con un pacto bilateral con Ciudadanos, partido que representa al
liberalismo económico, y supuestamente al centro derecha ideológico, y que al
necesitar después el apoyo de Podemos e IU, e incluso otros grupos, dada la
imposibilidad matemática de conseguir mayoría en la Cámara Baja, estaba avocado
al más rotundo fracaso. Las posiciones económicas entre ambos extremos de la
posible coalición eran imposibles, y tras dos meses de arduas negociaciones y
dimes y diretes, el acuerdo no fue posible y se retorna a la situación
originaria, eso sí, con cada vez menos tiempo, y con una ciudadanía más que
harta, del inmovilismo político, todo ello aderezado con buenas y constantes
dosis de corrupción, evasión fiscal y demás podredumbre del sistema.
En este periodo de falta de
entendimiento entre los “dos gallos del
corral”, por culpa de un tercero, es decir la mala relación entre Pedro
Sánchez y Pablo Iglesias (con alusiones subidas de tono, y poco acertadas, como aquella de "la cal"), y el acercamiento del primero a Albert Rivera, la
actuación del Partido Popular, ha sido cuanto menos bochornosa, haciendo de la crítica rastrera su
forma básica de actuación, culpando constantemente
a Pedro Sánchez de la paralización institucional del país, obviando que en su momento,
tanto el PP, como su “líder” Mariano Rajoy, no hicieron nada, en absoluto, por conseguir
un gobierno estable, haciendo de la paciencia y la crítica su forma de acceso
al gobierno.
Parece ser que las últimas encuestas
auguran una caída del PSOE (deglutido desde la Izquierda y desde el centro) y de Podemos, al tiempo que el centro derecha y la
derecha (todos son de derechas, que miedo a decir la verdad), ascienden en
intención de voto, es decir, Mariano Rajoy, si se celebrasen nuevas elecciones
podría de nuevo ser presidente del gobierno, con el apoyo de Rivera, todo ello
usando una estrategia de “cobardía” y falta de “gallardía” política, metido
constantemente en la trinchera de su propio miedo. No se negará a Pedro Sánchez el empeño en ser
presidente del gobierno, a pesar de olvidar las siglas de su partido político,
que dice ser socialista pero prefiere la alianza con el neoliberalismo
económico, que con la izquierda española.
En definitiva, España lleva meses sin gobierno, con unas cifras de paro
demoledoras, con leyes terribles para la ciudadanía, con una corrupción
vomitiva, y también con una clase política que no ha sabido ser capaz de
superar sus diferencias y buscar el bien para la nación, por encima de los
intereses de partido. Sí , yo acuso a los políticos españoles de incapaces, de
no tener talla para conducir la realidad de los españoles, de no estar a la
altura de la Historia, más preocupados de obtener un resultado óptimo a sus intereses que de escuchar a un pueblo que ya habló hace meses, es cierto que el tiempo se agota, y la paciencia
también.
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