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lunes, 25 de julio de 2022

Nuestras voces se alzan ...

 Comparto aquí, como entrada de blog, un breve texto que he enviado a la sección de "Cartas a la Directora" del diario Hoy, y que si tengo la dicha que publiquen, seguramente recorten parte de lo escrito, por lo que aquí pondré el texto íntegro.  El sentido del escrito no es otro que el de sumarme a la oleada de indignación creciente entre los extremeños tras la supuesta inauguración de una línea de alta velocidad en nuestra región, que no es tal, y que además, como siempre viene con fallos estructurales que coquetean seriamente con lo grotesco. Añado el texto a continuación. 

En los últimos días Extremadura ha sido protagonista en las noticias nacionales por un asunto que ya huele a rancio, el tren. Cómo es de todos sabido, el ferrocarril suponía un símbolo de desarrollo tras la Revolución Industrial del siglo XIX, y estaba presente en todos los lugares punteros del planeta. Hace unos días se inauguró en nuestra región un tren rápido que suponía la llegada de la "alta velocidad", tantas veces prometida y tantas veces olvidada, a nuestras tierras. Desde que se produjo la inauguración de la citada línea, ha habido numerosos percances que han impedido que el trayecto se hiciese en tiempos razonables, no ya para un tren de altas prestaciones sino, incluso, para un tren normal de mediados del siglo XX. Resulta que la alta velocidad en Extremadura no supera en buena parte del recorrido entre Badajoz y Madrid los 90 kilómetros por hora, y resulta, por tanto, que otra vez nos han vendido "la moto" o en este caso el tren.

En mi opinión, no es tan importante el fracaso de los últimos días, sino el trasfondo que hay detrás de todos estos despropósitos.
Para empezar, el gobierno extremeño ha apostado por un tren híbrido, dado que mezcla el transporte de personas con el de mercancías, que no responde a las promesas electorales lanzadas por parte de los principales partidos políticos ( en el cargo o en la oposición), y que está muy lejos de las prestaciones que tienen en el resto del país. Si me vas a poner un tren de altas prestaciones con varias décadas de retraso, lo suyo es que me instales uno de última generación, semejante o superior, por moderno, a los que ya transitan en otras regiones. Además de la alta velocidad, en Extremadura, necesitamos el famoso tren digno, es decir que también hay que adaptar con respecto al siglo actual, el XXI, del que ya hemos consumido más de dos décadas, el resto de vías y trayectos de nuestro tren de corta y media distancia. Para Extremadura es vital el desarrollo del tren, porque careciendo de industrias, nuestro potencial agrario, tendría más posibilidades de salir a los mercados nacionales e internacionales, ayudando a este sector precarizado y machacado por las características de nuestro sistema de capital y las sucesivas crisis recurrentes. El desarrollo de una red digna de ferrocarriles en Extremadura podría facilitar también la instalación de algunas industrias que ayudarían al crecimiento económico de la región. ¿Qué industria va a venir a nuestra tierra si nuestras infraestructuras ferroviarias son de principios del siglo XX?
Y quisiera mencionar también aquí, no solo los argumentos económicos, sino más bien, los meramente viscerales, es decir, hasta cuándo se van a estar pitorreando de nosotros. Por qué hay un desequilibrio territorial tan tremendo en nuestro país y por qué después de cuarenta años de democracia no se modifica un sistema electoral que perpetúa las desigualdades y beneficia a los territorios periféricos. Qué hay detrás de esta articulación electoral para que los partidos de estado, por llamarlos de alguna manera, no reformen el sistema electoral evitando que minorías regionalistas o nacionalistas postren al estado en pro de los más variopintos intereses. ¿Hasta cuándo vamos a tener que seguir los extremeños "poniendo la cama"? Y lo peor de todo, en mi opinión, por qué el gobierno de nuestra tierra "traga" con esta pantomima. Solo recordar que en el año 79 los extremeños nos levantamos en contra de la decisión de instalar "otra" central nuclear en nuestra región, Valdecaballeros. En aquel momento los ciudadanos y sus representantes se unieron para luchar contra una decisión que consideraron injusta, ahora, por contra, inauguramos a bombo y platillo una mentira en forma de tren de altas prestaciones. Según Thoreau “la ley jamás hizo a los hombres un ápice más justos. Y en razón de su respeto por ella, incluso los mejor dispuestos se convierten en agentes de la injusticia”, por tanto que se haga justicia de una vez.

Pues hasta aquí llega mi queja en forma de artículo, espero que pueda servir para que nos escuchen con atención, porque ya hemos dicho que la Justicia siempre debe ser anterior al imperio de la Ley. Gracias por su atención. 

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