Vistas de página en total

viernes, 6 de mayo de 2022

Chocante...

 

Regresando al microrrelato hoy presento tres pequeñas muestras del género que se mueven dentro del calificativo "chocante" porque pretenden atraer la atención del lector bien por brusquedad, sorpresa o acierto a una no pretendida previsibilidad. Como siempre, espero que encuentren los relatos de su gusto. 


Estaba desorientado, dirigía sus pasos a través de un camino lleno de basura y ripio abandonado, probablemente por las afueras de una gran ciudad. El borde del camino estaba plagado de matorrales que impedían ver que había más allá. Se oían ruidos de coches esporádicos que pasaban y se perdían en la lejanía, indicando la presencia de una carretera secundaria. En el momento que la espesura lo permitió pudo contemplar, horrorizado, una enorme grúa al otro lado de la carretera, y en el extremo de la misma, un cuerpo ahorcado que se tambaleaba mecido por el aire. Al acercarse pudo leer un cartel en español, aunque venía escrito en varias lenguas, en el que se especificaba el delito del cadáver..."invertido" . Su cabeza estremecida se trasladó ràpidamente hacia Teherán, Kansas o quizás,  Gilead. 



Observaba el paisaje que le mostraba la ventanilla del tren de cercanías de forma ensimismada y pensativa. La llegada al vagón de un grupo de niñas, adolescentes de no más de 15 años, le trajo de nuevo a la realidad. Vestían de forma desenfadada, y mostraban buena parte de sus jóvenes cuerpos, algo normal en estos días. Vociferaban y no se apartaban de sus teléfonos portables. Se hacían fotos en poses groseras y sacaban "morritos" de forma lasciva. Su lenguaje era soez y limitado, solo un ciento de palabras repetidas sin demasiado tino. Las fotos que se hacían eran "subidas" en algo que llamaban "redes sociales", y el objetivo era "perrear" y "salsear", o al menos eso decían con grandes voces y carcajadas. Se levantó y buscó la salida del vagón, apenas advirtieron su presencia cuando con dificultad se abrió paso entre ellas, en aquel momento, Sonja, recordó que hacía ochenta años fue internada en un campo de concentración por denunciar al "reich" y defender la libertad de expresión. 



Había lucido el traje en muy pocas ocasiones, en la boda de su hermana y en el funeral de un tío lejano, en ambas ocasiones obligado por su madre. Mamá se había dejado la vida sirviendo en casa de otros para que no les faltara nada, ni a él ni a su hermana, y era ella quien había insistido en la importancia de las apariencias, y del saber estar. Mamá nunca había aceptado a las chicas con las que había intentado salir, porque no sabían estar y eran, además, unas fulanas. Mamá siempre había querido lo mejor para la familia, aunque eso significase tener que soportar continuos castigos y humillaciones públicas. Por mamá sacrificó su futuro y acabó solo, pero eso no era importante en aquel instante. Se había vestido a conciencia, de punta en solfa, guardaba perfectamente las formas,  mientras que un operario federal le mojaba la cabeza con una vieja esponja amarilla, al tiempo que unas raídas cortinas granates se abrían mostrando un público silencioso y expectante. Entre el mismo pudo distinguir a su hermana y a los familiares de las quince niñas a las que había violado y asesinado. Era una verdadera lástima que mamá no pudiera ver lo elegante que iba en aquella ocasión. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario