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martes, 27 de diciembre de 2022

La edad de oro de lo grotesco.

Antes de finalizar este 2022, me gustaría hacer una reflexión en forma de artículo que he querido  titular como "la Edad de Oro de lo grotesco". Este rimbombante título está sacado de un disco de la banda Marilyn Manson, y salvando las distancias, lo he escogido porque pretendo dar mi opinión sobre algunas prácticas culturales que se observan en nuestros días y que me parecen eso, grotescas, chabacanas, y de poco gusto. 

Para empezar hemos de referir que nos encontramos en un momento del año bastante "peculiar" y es que es cierto que, al parecer, en estos días celebramos el nacimiento de nuestro "Salvador" en el portal de Belén hace más de dos mil años. Sin embargo, nada más lejos de la realidad, en estas fechas lo único que se celebra es que el capitalismo ha sido capaz de encumbrarse como el único y verdadero Dios de nuestros tiempos. Adoramos al capitalismo y todos seguimos su credo de consumismo y superficialidad. Sé puede ser más cateto que alguien que sube un vídeo o un estado mostrando lo que le ha traído Papá Noel o los cada vez menos adorados Reyes Magos. Lo que pretendía ser un tiempo de solidaridad y de compartir con familia y amigos, se ha convertido en una fiesta de postureo e individualismo. Eso sí, todos muy preocupados e indignados por la entrada de los talibanes en Kabul, o por la invasión de Ucrania. Nuestra zona de confort es amplia, calentita, segura, y nuestra capacidad de conmoción nula, poco más que un segundo efímero en la eternidad,  y a otra cosa mariposa. 

En estos días de gozo y alabanza se ha impuesto también una práctica que desconozco su antigüedad, aunque me temo, que no es muy alejada en el tiempo, me refiero a las cenas denominadas "de empresa", aunque se llevan a cabo en todos los ámbitos y oficios, empresarial o no. Estos acontecimientos pretenden una mayor integración entre los trabajadores de un determinado gremio, tratando de crear un posterior ambiente de trabajo más óptimo. La realidad es que las rencillas, los piques, y la mala baba propia de nuestra cultura, se multiplican en este tipo de festejos. Así podemos observar como el compañero que ha bebido más de la cuenta se convierte en la comidilla de los comentarios del resto, protagoniza vídeos con su tajada, y pasa un día regular, cuando ya, más despejado le toca regresar al curro el siguiente día hábil. Compartir, departir, disfrutar, con tus jefes y compañeros, tiene además sus riesgos, si a ello le sumamos el alcohol, el desenfreno y la inercia, puesto que jugar a ser eternos veinteañeros peinando canas y estando muy próximos al medio siglo, conduce a un lugar indeterminado, pero muy próximo al bochorno y al ridículo. Pero no hay que preocuparse por esto, no pasa nada, en la siguiente celebración otro meterá la pata y protagonizará los chascarrillos del resto, y vuelta a empezar, además, fiestas de este tipo se hacen bastante asiduamente. Entienda el sabio lector que cuando uno habla de meter la pata, no solo es en el sentido literal, el caso es meter, o intentarlo, con pareja o no, sin respetar ni nada ni a nadie, en estos tiempos somos además bastante crueles. 

En otros artículos he hablado ya del black friday, del menos conocido cyber monday, o de Halloween y otras prácticas culturales ajenas e impuestas a la fuerza, y que han venido para quedarse, porque forman parte del credo consumista, y por tanto, no tienen fecha de caducidad. En los últimos tiempos he descubierto otra práctica que lleva por nombre "baby shower" y que no sé muy bien de qué trata, pero por lo que he podido comprobar lo que busca es presentar al futuro bebé, dado que todavía no ha nacido, y  en algunas modalidades, dar a conocer al resto de familiares y amigos, si será niño o niña. En torno a esta celebración suele haber un convite y una entrega de regalos a los afortunados papás, vamos que de nuevo el materialismo y la superficialidad se imponen. De verdad que la tontuna generalizada de estos tiempos no deja de sorprenderme. Nos encontramos al borde de la extinción intelectual, porque con una situación crítica a nivel internacional, con una nueva Guerra Fría en ciernes, y un empobrecimiento generalizado de las clases obreras, nuestra preocupación más incipiente es juntarnos con los amigotes y celebrar un Baby Shower.

En el ámbito de la educación, del que formo parte, tampoco nos libramos. En secundaria nos hemos convertido en mantenedores de los alumnos, es decir, mi papel como profesor va mucho más allá de enseñar los principales acontecimientos históricos, está además en entretener, motivar y controlar la salud de mis alumnos, vamos unas labores que poco o nada, tienen que ver con la formación que recibimos en las facultades de filosofía y letras, o en las de ciencias, puesto que las ocupaciones de todo el profesorado, de letras o ciencias se han ampliado notablemente.  En todas estas obligaciones que nos imponen solo hay una de la que no se habla, puesto que es obvia, aunque ignorada en los nuevos tiempos, y no es otra que la del ejemplo, el profesor debe ser un espejo en el que mirarse, no un payaso contratado para animar una fiesta infantil. Por otro lado, la renovación digital hace que el contacto con los padres sea constante, y algunos padres utilizan las plataformas educativas como si se tratase de un Wasap, y los mensajes no entienden de horas y requieren una respuesta al instante, sin pensar que el profesor tiene un horario, una familia, unas obligaciones y hasta una vida. Siguiendo con el papel de mantenedores y dentro de lo grotesco del artículo, los profesores debemos tener entre algodones a los alumnos, que no sufran, que no se esfuercen, que lo consigan todo sin trabajo, pero eso sí, con actitud. Ahora bien, cuando tengan dieciséis años y se puedan integrar en el mundo laboral, les abrimos las puertas del IES, les quitamos los algodones y que se busquen la vida como "la paquera", ahora sí, bienvenidos a la jungla que es la vida real. Mientras tanto les preguntamos en las sesiones preparatorias de la evaluación por la clase más divertida, o la menos densa, o qué asignatura es más aburrida, y el último día de clase, les montamos un circo en el centro para que no se aburran y pasen una mañana divertida y ocurrente. La vida no siempre es divertida, y eso también se debe educar. Por favor, debemos dignificar la educación, y sobre todo, no engañar a los alumnos, hay que mostrarles la jungla antes de finalizar los estudios, es más, debemos prepararles para sobrevivir en la misma. 

Acabo aquí este artículo, que será el último del año 2022, hablando de otra noticia grotesca, pero tristemente bastante habitual, me refiero al titular del día que nos informa que Froilán, verdadero heredero de la corona española, si no se hubiesen saltado a su madre por ser mujer, se ha visto envuelto en una trifulca discotequera con navajas y puñaladas de por medio, qué más se puede pedir señores. Feliz Año. 

 

jueves, 22 de diciembre de 2022

Seleccionado...un honor.

Comparto aquí dos "microrrelatos" que presenté a sendos concursos. El primero llevaba por título "Microrrelatos de Vampiros" y el segundo "Entre piratas anda el micro". Los concursos fueron organizados por la editorial Diversidad Literaria, y en los dos he tenido el honor de ser seleccionado para formar parte de las  antologías que van a realizar y que versarán sobre ambas temáticas, es decir Vampiros y Piratas. Han de saber que los requisitos que se exigían en las bases de los concursos eran que los textos no superasen las cinco líneas, con letra tamaño 12, y que se ciñeran a la temática propuesta. Espero que disfruten de la efímera lectura. 


Advirtió que el familiar modelo retratado en el cuadro de Tiziano era exactamente el mismo que aparecía en el lienzo de Batoni. Doscientos años separaban una obra de la otra. Quizás fuese el cansancio, el turno de noche para estudiar era agotador. Comprendió, demasiado tarde, la vasta cultura de su profesor de arte, su conocimiento histórico y la extraña palidez de su rostro.


No pudo evitar poner un gesto de desprecio cuando el miembro de la tribu Kuna se acercó desafiante a su posición. Él era el Olonés, el pirata más temido del Caribe, cruel y salvaje, hasta el punto de arrancar y comer el corazón de sus enemigos, su mismo nombre daba pavor. Pronto comprendió que aquellos arrogantes salvajes, que no paraban de recoger leña, eran caníbales. 

Eso es todo amigos, comprenderán que respetando la norma expuesta, este artículo no fuese demasiado largo. Que tengan buena noche. 


sábado, 22 de octubre de 2022

No puede ser.

A propósito de una conversación familiar la musa me ha venido a visitar la pasada noche y me ha dado la idea para  escribir este artículo. 

Ya en el siglo XV el insigne humanista español Juan Luis Vives escribió una obra titulada "De subventione pauperum" en la que el genial valenciano estudiaba las causas y señalaba las posibles soluciones al problema que ya generaba la pobreza de buena parte de la sociedad. A lo largo de la Historia ha habido serios empeños por tratar de mejorar la situación de los marginados y excluidos de la sociedad. Los jacobinos, en el contexto de la Revolución Francesa, son conocidos por "el Terror" y los ajusticiamientos en la guillotina, pero no tantos conocen que intentaron establecer una legislación social y democrática en pleno siglo XVIII, introduciendo una ley de salarios mínimos y de precios máximos para los productos de primera necesidad. El siglo XIX fue prolífico en actuaciones que buscaban mejorar la vida de la gente, partiendo de los ecos ilustrados y que se basaban en una mejor distribución de la propiedad de la tierra. Muy conocidas son las famosas desamortizaciones de Mendizábal y Madoz, que aunque no alcanzaron sus objetivos, al menos pusieron el dedo en la llaga e intentaron luchar contra un sistema injusto y que venía estando vigente desde hacía siglos. El marxismo no ha estado ausente de este debate, así en un principio el propio Marx hablaba de "dar a cada uno en función de sus capacidades", pero aquella máxima sonaba muy capitalista, y el lema izquierdista cambió al parecido "a cada uno en función de sus necesidades", mucho más amigable y también más utópico, porque no todos tenemos las mismas circunstancias. Sin embargo el socialismo científico no obvió, desde el primer momento, que no todos quieren participar en el sistema, que hay individuos que quieren estar apartados o simplemente aspiran a vivir del propio sistema sin arrimar el hombro. Para designar a todos aquellos que no tenían conciencia clase, o que simplemente no eran productivos, introdujeron el concepto de lumpen, que deriva en alemán de los términos, trapo o harapo, y que unido al concepto de proletariado aludía a todos los marginados o automarginados del sistema. Pues bien, llegados a este punto, pueden ustedes imaginarse que la conversación familiar que ha motivado este escrito no trataba de asuntos históricos sino más bien de temas cercanos y actuales, en concreto, se departía de las ayudas para la inserción social que concede el gobierno, y  que en algunos casos, son muy cercanas al sueldo que tienen muchos trabajos en nuestro país. El debate se centraba en la desidia que genera tener que trabajar por un sueldo, muy parecido a la cuantía que dan las ayudas,  teniendo que deslomarse por mantener el mismo, y observar cómo algunos vecinos, acogidos a estas ayudas sociales, no hacen el más mínimo esfuerzo por buscar trabajo, y viven de forma muy cómoda, no fuera del sistema, sino a costa del mismo. Si un barrendero que gana poco más de mil euros, teniendo que trabajar de lo lindo, observa que un vecino "ocioso", por llamarlo de alguna manera, recibe ochocientos euros por medio de una renta de inserción social, y además observa, que ese vecino no hace absolutamente nada por mejorar su situación económica, resulta que tenemos a un trabajador abochornado, cabreado y quemado, y con toda la razón, dado que esto no puede ser, y no se debe consentir. Aquí no hay izquierdas ni derechas, hay o debe haber una imposición del sentido común que no se está produciendo. La solución está muy clara, y pasa por varias medidas, la primera, las ayudas deben darse de forma controlada y supervisando que quien recibe la misma no tiene posibilidades de trabajar, exigiendo al perceptor del subsidio a que haga una búsqueda activa (y real) de trabajo. En segundo lugar, habría que subir los sueldos de los que trabajan para que no se extiendan esas otras realidades conformadas por masas mantenidas por el estado a costa de pagar poco a los que sí contribuyen a la comuna. Creo que hay que mirar por la clase obrera, y no por aquellos que viven en los márgenes del sistema. 

Para acabar me gustaría hablar de la revolución China, en la que Deng Xiaoping volvió al concepto de "dar según la capacidad" e introdujo, dentro del ámbito comunista, el concepto de incentivo, es decir, en tiempos de Mao, el estado chino se quedaba con toda la producción agraria, Deng Xiaoping, prefirió solicitar el cincuenta por ciento de la misma, dejando la mitad de la cosecha al agricultor, el resultado fue demoledor, se multiplicó la producción. Si retrotraemos la medida del "pequeño timonel chino" a nuestro presente, podemos decir que dar sin sentido, sin incentivo, es igualar por abajo, y genera desigualdades a costa de los que más arriman el hombro.

De forma equivocada, la gente suele atribuir la Ley de Vagos y Maleantes al periodo franquista, sin embargo es anterior, se aprobó durante la Segunda República, y buscaba mejorar la sociedad sin imponer duros castigos, pero sí, ser ejemplarizante y promover una sociedad más comprometida y colaboradora con lo común. La ley sería modificada en 1954 por el franquismo, uniendo a los mendigos, rufianes y proxenetas, a los que afectaba la ley inicial de 1933, los homosexuales, cambiando el sentido de la misma y convirtiéndola en una ley atroz. No se trata de volver a este tipo de leyes, propias de otros periodos, aunque seguramente las mismas evitarían tanta manada de jóvenes drogados y violadores, agresiones, inseguridad y falta de valores que campan en nuestra elegante sociedad contemporánea, pero sería positivo, un mayor control que favorezca a los que producen frente a los que sólo viven a costa del esfuerzo de los otros. Está lloviendo y ya no me queda mucho que decir. Buena tarde.


miércoles, 31 de agosto de 2022

Belitres en el buffet.

Si alguien quiere conocer lo más bajo de la condición humana no hace falta que acuda a Kabul, bajo el yugo talibán, que visite los burdeles de Manila o que viaje a Bangkok en busca de los antros preferidos por los más atroces pedófilos del momento. Uno puede encontrar los bajos instintos en lugares mucho más cercanos, casi, a la vuelta de la esquina. A pesar de los graves asuntos mencionados más arriba, este artículo no pretende tratar nada profundo, simplemente hacer agravio de una serie de actitudes y comportamientos observados en un viaje de tres días, a un lugar cualquiera de la costa española. 
En estos escasos días, hemos respirado el aire de la costa, cargado de olor a mar, nos hemos repanchingado en la arena, y hemos bebido y comido como mandan los cánones. Podemos decir, que hemos rematado las vacaciones de una forma ideal. Sin embargo, el motivo del artículo es reflejar el comportamiento visto en un lugar, aparentemente, tranquilo, pero que se da a todo tipo de bajas pasiones humanas, me refiero al buffet del hotel.  
El lugar es parecido a las llanuras del Serengeti, con todo tipo de depredadores, incluídas diversas variedades de carroñeros. Entre los depredadores encontramos aquellos que, imbuidos por un frenesí  incontrolable, van de un lugar a otro de la sala llenando platos con una ingente cantidad de comida, de todo tipo, cuyo consumo supera con creces las necesidades nutritivas no sólo de ellos mismos, sino también  la de veinte mineros galeses en edad de merecer . Este tipo de cazadores aplican la conocida máxima que dice "la ley del pobre reventar antes que sobre", y la llevan a límites rayanos en lo grotesco. En uno de los casos estudiados, un caballero, diestro en las labores de caza, acumulaba cuatro plátanos, que perfectamente ordenados, esperaban en la mesa a ser deglutidos, una vez el señor acabase con la ensalada, las pizzas, y el cocido. Otro ejemplo, de esta modalidad, lo encontramos en una señora que descargó varias paladas de arroz en un plato, con una fuerza y habilidad propia del más experimentado alarife que participe en un concurso de albañilería.
En esta sabana improvisada encontramos también a otros especímenes no tan espectaculares pero igualmente reseñables. Así, cuando uno intenta llevarse a la boca las pocas piezas que los predadores de la categoría anterior han dejado, se encuentra con unos ojos que lo observan con detenimiento, de forma directa, y sin ningún tipo de disimulo. Este tipo de rapaz de dos patas es muy común y la podemos encontrar en todo tipo de hábitats, desde la piscina hasta el cine, o la más clásica urraca de Iglesia que, en peligro de extinción, fue antaño muy pródiga. En su máxima expresión de mal gusto, este tipo de mirón o mirona, comenta las jugadas que observa con su pareja sin ningún tipo de complejo, pensando que es invisible al sujeto o sujetos observados. 
En el ámbito de carroñeros no podemos dejar de mencionar a los que, pensando que la Guerra de Ucrania o la visita de Nancy Pelosi a Taiwán, van a traer un periodo prolongado de carencias a nivel global, y por ello, deciden hacer acopio de víveres en bolsos de mano, maletillas o cualquier utensilio que permita ocultar cinco bollos de pan, cuatro manzanas, seis yogures, o ese helado de vainilla y café que quizás, no coman nunca, pero que como el buffet está pagado, hay que arrasar y llenarse los bolsillos de material y mal gusto. En esta categoría podemos incluso observar, sin dar crédito, como algunos padres, con aspecto de educados hombres de derechas, incitan a sus hijos a "tomar prestado" algunos de estos artículos comestibles. 
Hemos analizado aquí, tres modalidades de comportamiento rastrero propio del ser humano, y que conforman solo pequeñas migajas de lo bajo que podemos caer con ayuda de las circunstancias y la oportunidad. Cuando uno observa estas realidades no puede dejar de pensar en todo lo que subyace de las mismas, es decir, como en otras condiciones el ser humano sería capaz de verdaderas barbaridades, al menos, es el regusto amargo que nos deja este observar lo exótico cercano, o mejor, la sabana cotidiana. 


lunes, 25 de julio de 2022

Nuestras voces se alzan ...

 Comparto aquí, como entrada de blog, un breve texto que he enviado a la sección de "Cartas a la Directora" del diario Hoy, y que si tengo la dicha que publiquen, seguramente recorten parte de lo escrito, por lo que aquí pondré el texto íntegro.  El sentido del escrito no es otro que el de sumarme a la oleada de indignación creciente entre los extremeños tras la supuesta inauguración de una línea de alta velocidad en nuestra región, que no es tal, y que además, como siempre viene con fallos estructurales que coquetean seriamente con lo grotesco. Añado el texto a continuación. 

En los últimos días Extremadura ha sido protagonista en las noticias nacionales por un asunto que ya huele a rancio, el tren. Cómo es de todos sabido, el ferrocarril suponía un símbolo de desarrollo tras la Revolución Industrial del siglo XIX, y estaba presente en todos los lugares punteros del planeta. Hace unos días se inauguró en nuestra región un tren rápido que suponía la llegada de la "alta velocidad", tantas veces prometida y tantas veces olvidada, a nuestras tierras. Desde que se produjo la inauguración de la citada línea, ha habido numerosos percances que han impedido que el trayecto se hiciese en tiempos razonables, no ya para un tren de altas prestaciones sino, incluso, para un tren normal de mediados del siglo XX. Resulta que la alta velocidad en Extremadura no supera en buena parte del recorrido entre Badajoz y Madrid los 90 kilómetros por hora, y resulta, por tanto, que otra vez nos han vendido "la moto" o en este caso el tren.

En mi opinión, no es tan importante el fracaso de los últimos días, sino el trasfondo que hay detrás de todos estos despropósitos.
Para empezar, el gobierno extremeño ha apostado por un tren híbrido, dado que mezcla el transporte de personas con el de mercancías, que no responde a las promesas electorales lanzadas por parte de los principales partidos políticos ( en el cargo o en la oposición), y que está muy lejos de las prestaciones que tienen en el resto del país. Si me vas a poner un tren de altas prestaciones con varias décadas de retraso, lo suyo es que me instales uno de última generación, semejante o superior, por moderno, a los que ya transitan en otras regiones. Además de la alta velocidad, en Extremadura, necesitamos el famoso tren digno, es decir que también hay que adaptar con respecto al siglo actual, el XXI, del que ya hemos consumido más de dos décadas, el resto de vías y trayectos de nuestro tren de corta y media distancia. Para Extremadura es vital el desarrollo del tren, porque careciendo de industrias, nuestro potencial agrario, tendría más posibilidades de salir a los mercados nacionales e internacionales, ayudando a este sector precarizado y machacado por las características de nuestro sistema de capital y las sucesivas crisis recurrentes. El desarrollo de una red digna de ferrocarriles en Extremadura podría facilitar también la instalación de algunas industrias que ayudarían al crecimiento económico de la región. ¿Qué industria va a venir a nuestra tierra si nuestras infraestructuras ferroviarias son de principios del siglo XX?
Y quisiera mencionar también aquí, no solo los argumentos económicos, sino más bien, los meramente viscerales, es decir, hasta cuándo se van a estar pitorreando de nosotros. Por qué hay un desequilibrio territorial tan tremendo en nuestro país y por qué después de cuarenta años de democracia no se modifica un sistema electoral que perpetúa las desigualdades y beneficia a los territorios periféricos. Qué hay detrás de esta articulación electoral para que los partidos de estado, por llamarlos de alguna manera, no reformen el sistema electoral evitando que minorías regionalistas o nacionalistas postren al estado en pro de los más variopintos intereses. ¿Hasta cuándo vamos a tener que seguir los extremeños "poniendo la cama"? Y lo peor de todo, en mi opinión, por qué el gobierno de nuestra tierra "traga" con esta pantomima. Solo recordar que en el año 79 los extremeños nos levantamos en contra de la decisión de instalar "otra" central nuclear en nuestra región, Valdecaballeros. En aquel momento los ciudadanos y sus representantes se unieron para luchar contra una decisión que consideraron injusta, ahora, por contra, inauguramos a bombo y platillo una mentira en forma de tren de altas prestaciones. Según Thoreau “la ley jamás hizo a los hombres un ápice más justos. Y en razón de su respeto por ella, incluso los mejor dispuestos se convierten en agentes de la injusticia”, por tanto que se haga justicia de una vez.

Pues hasta aquí llega mi queja en forma de artículo, espero que pueda servir para que nos escuchen con atención, porque ya hemos dicho que la Justicia siempre debe ser anterior al imperio de la Ley. Gracias por su atención. 

viernes, 6 de mayo de 2022

Chocante...

 

Regresando al microrrelato hoy presento tres pequeñas muestras del género que se mueven dentro del calificativo "chocante" porque pretenden atraer la atención del lector bien por brusquedad, sorpresa o acierto a una no pretendida previsibilidad. Como siempre, espero que encuentren los relatos de su gusto. 


Estaba desorientado, dirigía sus pasos a través de un camino lleno de basura y ripio abandonado, probablemente por las afueras de una gran ciudad. El borde del camino estaba plagado de matorrales que impedían ver que había más allá. Se oían ruidos de coches esporádicos que pasaban y se perdían en la lejanía, indicando la presencia de una carretera secundaria. En el momento que la espesura lo permitió pudo contemplar, horrorizado, una enorme grúa al otro lado de la carretera, y en el extremo de la misma, un cuerpo ahorcado que se tambaleaba mecido por el aire. Al acercarse pudo leer un cartel en español, aunque venía escrito en varias lenguas, en el que se especificaba el delito del cadáver..."invertido" . Su cabeza estremecida se trasladó ràpidamente hacia Teherán, Kansas o quizás,  Gilead. 



Observaba el paisaje que le mostraba la ventanilla del tren de cercanías de forma ensimismada y pensativa. La llegada al vagón de un grupo de niñas, adolescentes de no más de 15 años, le trajo de nuevo a la realidad. Vestían de forma desenfadada, y mostraban buena parte de sus jóvenes cuerpos, algo normal en estos días. Vociferaban y no se apartaban de sus teléfonos portables. Se hacían fotos en poses groseras y sacaban "morritos" de forma lasciva. Su lenguaje era soez y limitado, solo un ciento de palabras repetidas sin demasiado tino. Las fotos que se hacían eran "subidas" en algo que llamaban "redes sociales", y el objetivo era "perrear" y "salsear", o al menos eso decían con grandes voces y carcajadas. Se levantó y buscó la salida del vagón, apenas advirtieron su presencia cuando con dificultad se abrió paso entre ellas, en aquel momento, Sonja, recordó que hacía ochenta años fue internada en un campo de concentración por denunciar al "reich" y defender la libertad de expresión. 



Había lucido el traje en muy pocas ocasiones, en la boda de su hermana y en el funeral de un tío lejano, en ambas ocasiones obligado por su madre. Mamá se había dejado la vida sirviendo en casa de otros para que no les faltara nada, ni a él ni a su hermana, y era ella quien había insistido en la importancia de las apariencias, y del saber estar. Mamá nunca había aceptado a las chicas con las que había intentado salir, porque no sabían estar y eran, además, unas fulanas. Mamá siempre había querido lo mejor para la familia, aunque eso significase tener que soportar continuos castigos y humillaciones públicas. Por mamá sacrificó su futuro y acabó solo, pero eso no era importante en aquel instante. Se había vestido a conciencia, de punta en solfa, guardaba perfectamente las formas,  mientras que un operario federal le mojaba la cabeza con una vieja esponja amarilla, al tiempo que unas raídas cortinas granates se abrían mostrando un público silencioso y expectante. Entre el mismo pudo distinguir a su hermana y a los familiares de las quince niñas a las que había violado y asesinado. Era una verdadera lástima que mamá no pudiera ver lo elegante que iba en aquella ocasión. 

sábado, 9 de abril de 2022

Sonó el despertador.

Hay algunos periodos históricos que se enuncian con términos contradictorios que, sin embargo, vienen a referir bastante acertadamente los rasgos principales de la época relatada. A la cabeza se me vienen algunos ejemplos que servirán para que ustedes comprendan mejor lo que les quiero decir; así podemos hablar del largo imperio de Francisco José I que se extendió entre 1848 y 1916, y que  fue conocido también como “el dulce apocalipsis” puesto que, a pesar de la pompa y el botao de los palacios vieneses, la también denominada monarquía dual se desmoronaba como un gigante con los pies de barro. El viejo imperio austro-húngaro no pudo resistir a la “Gran Guerra” y acabó desintegrándose en 1918.

Otro momento de la historia tildado de una forma, más o menos, extravagante, fue la Paz Armada, que refiere el marco de relaciones internacionales del último tercio del siglo XIX, cuando las grandes naciones europeas, convertidas en enormes imperios, se armaron hasta los dientes y esperaron el momento idóneo en el que iniciar una conflagración total. El enfrentamiento no se produjo a finales del XIX, aunque hubo momentos en los que pudo llegar la contienda, como el denominado conflicto internacional de Fachoda en 1898, sino que llegó en el siglo XX, con el inicio de la Primera Guerra Mundial, o Gran Guerra. 

Tras la derrota de la Alemania Nazi en 1945, se abrió un amplio periodo histórico denominado de una forma, al menos, llamativa, me refiero, como se pueden imaginar, a la Guerra Fría. Este periodo alcanza desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta el desmoronamiento de la Unión Soviética en 1991, y estuvo caracterizado por un enfrentamiento sostenido y constante entre dos grandes potencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, y sus respectivos aliados, con una forma contraria de entender el mundo. El quid de la cuestión radicaba en que las dos grandes superpotencias no se podían enfrentar abiertamente, puesto que desde 1949, ya no solo eran los americanos los poseedores de la bomba atómica, sino que a partir de esa fecha también la poseían los rusos, anulando la posibilidad de una guerra directa entre ambos contendientes. 

Estos tres conceptos, llamativos y contrarios, de Dulce Apocalipsis, Paz Armada y Guerra fría, me permiten enlazar con el título del artículo que dice “sonó el despertador”, es decir, nos hemos despertado, al menos, a nivel histórico, y además de una forma terrible y cruel, con una guerra en el corazón de Europa. La reciente invasión rusa de Ucrania parece una extensión de ese periodo de Guerra Fría, en el que los rusos temen una pérdida de poder en sus fronteras occidentales y el avance de la alianza militar contraria, es decir la OTAN. Los telediarios se han llenado de muertos, heridos, desplazados, bombardeos selectivos o no tanto, asesinatos,  violaciones de civiles, y las temidas matanzas o depuraciones de inocentes. La historia se vuelve a hacer presente en la comodidad  nuestros propios hogares, y nuestro mundo civilizado, consumista y arrogante se ve amenazado con una guerra que demuestra que la humanidad ha evolucionado muy poco en determinados aspectos, así la muerte, las violaciones, el hambre y  los refugiados, que han estado siempre presentes, pero obviados en nuestra urna de cristal y vanidad, aparecen a la vuelta de la esquina, y vuelven las inseguridades y debilidades que no hemos sabido controlar después de  treinta años de “fin de la historia” según la tesis de Fukuyama. 

Despertarse de este sueño engreído y mirar al futuro cercano da mucho miedo, porque aparece un viajero que siempre nos ha acompañado a lo largo de todos los periodos de la historia, la incertidumbre, que nos acongoja y oprime el corazón, así surgirán grandes interrogantes…qué será de nosotros, de nuestros hijos, de nuestra bonita civilización. ¿Resistiremos?

La guerra de Ucrania ha puesto de manifiesto que la primera víctima siempre es la verdad, y aparecen las temidas matanzas de civiles, negadas como siempre por sus propios perpetradores, lo mismo que ya sucedió en otros momentos de la historia reciente. La matanza de Bocha, negada por los rusos, nos recuerda a otros episodios terriblemente crueles  y que también han sido negados o silenciados. En 1999, dentro de la guerra del Kosovo, se produjo la depuración étnica de la población bosnia de religión musulmana, en un episodio negro de la historia que se denominó “masacre de Srebrenica”. Un poco antes, en 1994, en Ruanda los Tutsis fueron exterminados por los dominantes Hutus en el genocidio ruandes, con cifras que llegan hasta el millón de muertos. En 1986, los americanos en la guerra de Vietnam protagonizaron la matanza de My Lai, donde se depuraron vilmente más de quinientos civiles vietnamitas en una intensa búsqueda del enemigo vietcong. Siempre que se habla de barbaridades contra civiles se hace referencia a la “matanza de Katyn”, de 1940, donde unos veinte mil polacos inocentes, miembros de la oficialidad del ejército, civiles e intelectuales,  fueron masacrados por orden del temido Lavrenti Beria, mano derecha de Stalin. Esta matanza fue falsamente atribuída a los nazis, sin embargo fue protagonizada por el ejército rojo. Los nazis, si serán responsables, en este caso, de la masacre de Lídice, en la actual república Checa, donde tras el asesinato de Heydrich, literalmente, borraron la de la faz de la tierra dicha población  como forma de castigo ejemplarizante. 

El planeta se muere por la contaminación de nuestro consumismo insaciable, las guerras asolan, como siempre, buena parte del globo, los recursos se distribuyen de forma egoísta e inhumana, y en Europa, por fin, hemos vuelto de nuestra falsa ensoñación. 


miércoles, 23 de febrero de 2022

La utopía sirve para caminar.

Hoy es un día triste, para qué vamos a engañarnos. Llevo toda la jornada intentando ponerme delante del folio y desahogar mi espíritu, que se encuentra un tanto abatido. Ayer por la noche, mi amigo Rafa me comunicó que había muerto Antonio, me quedé de piedra, no me lo esperaba, no podía ser. La sorpresa de la madrugada, se ha convertido en un sentimiento de profundo pesar a lo largo de todas las horas siguientes. Está claro que no se puede disfrazar lo que uno siente, y en esta ocasión, la pena me embarga. 

Antonio era un tipo peculiar, nacido en Alburquerque, su querido Alburquerque, llevaba la intemerata de años en Villanueva de la Serena, donde lo pude conocer y disfrutar en numerosas ocasiones de su compañía. Era mayor que yo, unos veinte años, pero no era óbice para compartir numerosos cafés y tertulias de las más variadas temáticas, dado que su cultura era bastante prolífica. No puedo negarlo, también fueron muchos los cigarros y cervezas que compartimos. Era un auténtico librepensador, había militado en la CNT, y siempre llevó la Libertad por bandera. No quiero que este artículo sea algo triste, Antonio se tomaba la vida un poco a broma, por ello, solo voy a referir algunas de las cosas que compartí con el maestro Robles.

En un pueblo extremeño, de poco más de veinte mil habitantes, una persona que se pasaba por el forro todo lo que pudieran pensar o decir de él, era bastante cuestionada. Si a este modo de entender la vida, sumamos, su aspecto, propio de un literato español del siglo XIX o un anarquista de la Iera Internacional, generamos el caldo de cultivo propio para la crítica de portería con mucha mala baba y muy poco contenido. Recuerdo que un día, tomando café, en el caso de Antonio, bautizado, me dijo "nos iría mejor a todos si estos tipos se preocuparan por mi vida, lo mismo que yo me preocupo por la suya". A propósito de este aspecto, los que conocimos a Antonio, sabemos que se refería a Villanueva como Salt Lake City o la ciudad del lago salado, no por la sal, sino por los mormones y su alta estima de la moralidad y la crítica constante a todo aquello que escapara de sus limitados criterios dogmáticos. 

Otro aspecto reseñable es el interés que mostraba hacia todo lo relacionado con la cultura en general, por lo que era socio habitual de todas las bibliotecas que estuvieran a su alcance. Siempre le acompañaba algún libro debajo del brazo, de ahí su cultura y su saber estar. A uno le gusta leer, y suele intentar devorar todo lo que cae a su alcance, pues Antonio, siempre me llevaba unos mil libros de ventaja. Cuando en el año 2007 le pedí que me hiciese un poema para el libro que escribí sobre el "grupo de Cáceres", no lo dudó un instante, es más, escribió el poema en una servilleta, tardó tres minutos, y bueno, ahí sigue abriendo la triste historia que relata el libro. En otra ocasión me regaló un libro en el que relataba las andanzas del fundador del Partido Comunista de Don Benito, libro que conservo con agrado y que lleva por título "Manada sin jefe". Este libro lo escribió a partir de las conversaciones  que mantuvo con el protagonista de la historia contada.  

Son muchas las anécdotas que podría compartir aquí, que hablan de otras épocas y de otros momentos, y en los que la sabiduría mundana de Robles nos alumbraba por su mayor experiencia y vivencias. En una ocasión, me relató la historia de un agradable anciano, al que yo cedí el paso de forma educada. No me afeaba el gesto, era bastante caballero, lo que me vino a decir Antonio, es que en la vejez se suelen perdonar los desmanes y se desdibujan las realizaciones del resto de la vida, en aquel caso, refería la historia de un afable señor, que de más joven, en la dictadura, no había sido tan bueno como su imagen nos podía dar a entender. 

En las redes sociales, que advierto, no me gustan nada, he disfrutado leyendo o escuchando sus aportaciones, todas de un gran nivel cultural, rompiendo el erial de postureo y pose a la que nos tienen acostumbrados estos lugares. Así los tangos se alternaban con los cantautores, Mafalda con Manolito o Forges, y de vez en cuando, alguna pullita a los que somos del Madrid, porque era atlético hasta la médula. En  estas redes se veía un Robles desenfadado, que se abría en la intimidad de la multitud, y era enternecedor verlo con su nieto, el sucesor como he leído en Facebook. También eran constantes las referencias a Alburquerque, su lugar de origen, al que siempre hacía una publicidad extraordinaria. 

No quiero seguir, escribir esto, me está removiendo, sólo finalizar haciendo referencia al título del artículo, a lo de "la utopía sirve para caminar", que viene de un vídeo que compartió hace bastante Antonio y en el que Eduardo Galeano explica en qué consiste la utopía, o mejor, vivir la utopía y en el que acaba señalando que por más que caminemos, la Utopía siempre estará en el horizonte, por lo que para lo único que sirve, y no es poco, es para caminar. Hasta siempre amigo, ahora eres libre para caminar hacia donde quieras. Un fuerte abrazo a la eternidad. 

lunes, 24 de enero de 2022

Recalibrar la izquierda.

Observando mis últimos artículos he podido comprobar que he estado huyendo, como si de un romántico se tratase, hacia ciertos rincones exóticos, al menos, desde un punto de vista literario, resguardandome "al socayo" de los microrrelatos  fantásticos o históricos. A pesar de que estamos en invierno y "hace un frío que pela", me atrevo a salir de mi parapeto para adentrarme en un asunto, digamos, más serio, o, al menos, incómodo donde es necesario tener que tomar partido. 

Desde la II Internacional del año 1889 donde el alemán Eduard Bernstein planteó la postura "revisionista" que actualizaba ( es una forma de decirlo) el marxismo y planteaba, frente a la versión  revolucionaria clásica, la línea reformista que ampara la  socialdemocracia, el socialismo ha buscado siempre la emancipación de la clase obrera, acompañando a este noble objetivo, de otro no menos desdeñables, tales como la lucha contra la injusticia y la opresión, o el desarrollo del estado del bienestar. Sin embargo creo que llegados a este punto es necesario hacer un esfuerzo para recalibrar la izquierda. 

Tras esta pequeña introducción a "vista de pájaro" me gustaría, en este momento, bajar a la arena de lo cotidiano mostrando algunos ejemplos que requieren de una seria adaptación de la izquierda democrática  a la realidad de nuestros pandémicos tiempos. 

Empezaremos diciendo que en los últimos cuarenta años en nuestro país se ha hecho un esfuerzo comunitario enorme para desarrollar el ya mencionado estado del bienestar y compensar, así, las desigualdades propias de nuestro sistema económico de capital. En todas y cada una de las localidades españolas se han construido infraestructuras, tales como,  carreteras, pabellones, Casas de Cultura, y en los últimos tiempos, los famosos Palacios de Congresos. No vamos a entrar aquí en la utilidad o funcionalidad que pueden tener o no estos edificios y dotaciones, pero el caso es que han modernizado el país y lo han ubicado en la elegante Europa. Uno de nuestros mayores logros ha sido levantar un sistema que ofrece una sanidad y una educación gratuitas, y aun así, no estamos libres de situaciones terribles y claramente extirpables. Se han construído barriadas enteras de viviendas sociales que han permitido vivir dignamente a miles de familias con pocos recursos. Si a este hecho sumamos lo dicho más arriba, es decir el acceso gratuito a sanidad y educación, podríamos pensar que en estos tiempos nuestro país ha adquirido unas cuotas de desarrollo y prosperidad que harían temblar a la mismísima Alemania, y sin embargo, sabemos que esto no es así. 

En relación a los barrios de viviendas sociales, lo que en un primer momento estaba pensado para ayudar a las familias con menos recursos, en buena parte se han acabado por convertir en barrios marginales, donde campan a sus anchas la delincuencia, la marginalidad y las drogas. Cuidado con esto, porque allí, en esos barrios, sigue habiendo personas honradas, trabajadoras, que pelean por salir adelante, pero que se ven ensombrecidos por el resto de habitantes que pululan sin oficio ni beneficio al amparo de la ilegalidad y las ayudas sociales. En todas las ciudades de nuestro país encontramos este tipo de barrios que han transformado con el tiempo y la dejadez una buena intención convirtiéndola en un foco de delincuencia y marginalidad. Hay que potenciar las barriadas obreras, pero no podemos consentir que las mismas se hayan convertido en guetos para la venta de droga o la ocupación ilegal de viviendas en manos de distintas mafias. Niños sin escolarizar, pisos y bloques enteros enganchados a la luz, índices de desempleo altísimos y coches de alta gama conviven en este tipo de barrios. No hay en los mismos ningún tipo de control que garantice que los habitantes de dichos lugares buscan trabajo o intentan esa supuesta emancipación, dado que la sensación que transmiten, es de acomodo, no hay ni la más mínima intención de medro social. Este asunto se debe recalibrar...es decir, volvamos a barrios obreros y acabemos con los barrios marginales, y las actividades delictivas que en ellos se ocultan (y ya ni siquiera eso). 

A colación del apartado anterior podemos referir el asunto de las "rentas de inserción social", es decir, una paga por parte del estado para ayudar, supuestamente, a las personas más vulnerables. Aquí la propuesta está clara, revisión de las mismas y decantar nuestros esfuerzos por facilitar un  trabajo que permita a las personas vivir de forma digna. En este sentido las rentas básicas de inserción deberían quedar para una parte muy minoritaria de la sociedad que no pueda ganarse la vida de otra forma. El resto de la población en edad de trabajar debe tener un trabajo porque, de otra manera, la situación que se da en nuestros días es el acomodo a la paga mínima que aporta el  estado renunciando a cualquier intento de mejora o ascenso social. Alguno dirá, pero es que hay personas con hijos, y claro, necesitan una ayuda para criar a los mismos, a lo que debemos responder de forma positiva, estamos de acuerdo, esos niños deben ser criados en condiciones, valorando lo importante que es tener un trabajo, por lo que sus progenitores se convertirán en los primeros que deban tener un trabajo para sufragar estos gastos. El estado debe garantizar que al menos haya un trabajo por unidad familiar. Este asunto es otro a recalibrar, hay que facilitar trabajos dignos y dejar las rentas de inserción a todos aquellos que no pueden trabajar en condiciones normales. 

Como docente que soy, hay otro asunto que, desgraciadamente conozco, y  quiero plantear aquí. Hay que dignificar la educación, hay que darle el lugar que merece, no puede ser ninguneada de esta manera. De unos años a esta parte se ha favorecido una educación inclusiva maravillosa, que permite igualar las distintas capacidades y favorecer que todo el mundo se pueda formar. Ya saben ustedes, educación pública, gratuita y de calidad siempre. Sin embargo, sin ir más lejos, esta mañana había un llenazo enorme en un grupo de educación inclusiva en el centro  donde trabajo, lo cual me ha llamado la atención. Es un grupo de unos ocho alumnos, de los que habitualmente, solo acuden un par de ellos, y que además, no quieren hacer nada de forma ordinaria. Pero esta mañana el llenazo de la clase era pleno, estaban todos, me he preguntado ¿qué pasa aquí hoy? Una compañera ha comentado, hoy están todos porque han recibido en sus casas la carta de los servicios sociales recordándoles que para seguir recibiendo las rentas de inserción la escolarización de los menores es obligatoria. Me he sentido mal, triste, hasta que punto se minusvalora la importancia que tiene la educación. En este sentido la izquierda se debe recalibrar también, porque una sociedad sin personas formadas y comprometidas es una sociedad muerta. Cómo se consiente esto, no lo entiendo, no se puede gobernar con miedo y midiendo a todas horas los sondeos electorales, hay que ser valientes y ser capaces de emprender una serie de cambios (muchos de ellos impopulares, no puede valer todo) que entre otras cosas dignifiquen la educación.  

No quiero eternizar el artículo, podría poner otros muchos ejemplos en la misma linea, pero creo que lo bueno, si breve, dos veces bueno, si me gustaría, sin embargo,  añadir algo, en relación a la izquierda y el progreso, y es que aquellos que nos consideramos progresistas, debemos dejar de tener complejos y hablar las cosas claras, hay asuntos que se deben recalibrar y debemos actuar siguiendo el dictado de la razón y el sentido común,a pesar de ser considerados fachas o retrógrados,  puesto que si no, estamos en riesgo de establecer una "oclocracia" o mejor dicho, una democracia para idiotas. Buenas noches. 

lunes, 10 de enero de 2022

Momentos que cambiaron la Historia.

Después de casi dos años sin pisar por estos lares, vuelvo a la carga, adentrándome en el proceloso mundo de los microrrelatos, de los que ya hemos dado algunas muestras en otras ocasiones. En este caso vamos a mostrar tres momentos fugaces, que sin embargo, tuvieron una enorme trascendencia histórica. No voy a referir a qué momentos de la historia estoy aludiendo, eso se lo dejo a ustedes...¿ponen nombre y fecha a los acontecimientos que se recrean? Vamos a ello...


Siempre le gustó imponer respeto en los demás. Era mejor ser temido que amado. Se encontraba en el cenit de su poder. Ahora, su cuerpo yacía muerto sobre un sillón y los médicos ni siquiera se habían atrevido a molestarle...por respeto.


Después de toda una vida de entrega, esfuerzos y sacrificios al fin había alcanzado la cúspide del estamento militar. Habría esperado felicitaciones, abrazos y camaradería, sin embargo, no era posible, todavía estaba trabajando. La voz de su asistente le trajo de nuevo a la realidad ¡Mariscal! ¡Señor! Los rusos han aceptado nuestra claudicación. Todo está perdido.


La voz del anciano le hablaba de la tradición, de las leyes y normas sagradas, de la convivencia pacífica entre los pueblos. La misma voz le sugirió la posibilidad de una terrible rebelión y siguió el discurso clamando al cielo, mencionando lo humano y lo divino. Cuando por fin cesó aquella perorata se hizo el silencio en la estancia. Finalmente, y mientras se secaba las manos con un trapo, respondió a una audiencia expectante. ¡Liberad a Barrabás! 


Eso es todo amigos, ha sido un regreso efímero, pero prometo que, en esta ocasión, no tardaré tanto en volver a escribir. ¿Ya saben sus respuestas? Buenas noches.