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viernes, 20 de septiembre de 2019

El día de la Marmota.


Conforme pasan los días, uno comienza a tener la sensación que tuviera Bill Murray en la famosa película “Atrapado en el Tiempo”, si, aquella película que dio a conocer la tradición de la marmota que anuncia cuánto más a durar el invierno en un estado norteamericano. En este caso, independientemente de marmotas, está claro que vienen varias semanas de duro invierno, lógicamente, hablando en sentido figurado, y haciendo referencia a nuestra situación política.
Nuestra clase política no ha sabido ponerse de acuerdo para gobernar, lo cual es tremendamente preocupante, dado que se trata de repartir responsabilidades y seguir el mandato del pueblo. Yo me pregunto que habría sido de la humanidad, si en la II Guerra Mundial, con casi sesenta millones de muertos en el campo de batalla, hubiésemos tenido líderes como los que nos representan en la actualidad. Pienso en los acuerdos de la Moncloa, donde junto a Marcelino Camacho, recién salido de prisión por su militancia izquierdista, se sentaba Manuel Fraga, ministro del franquismo (régimen) que acaba de expirar junto con el dictador. Son dos pequeños ejemplos de tener “altura política”, superar las diferencias personales o ideológicas en pro del beneficio común. Claro está, yo sólo soy un bobo idealista que cree en la posibilidad de un mundo mejor, y que, confieso, todavía sueño con la utopía de poder cambiar las cosas. Otro mundo es posible.
Parece ser que en nuestros días no cuentan las ideas, partidos como Ciudadanos son un claro ejemplo de lo que aquí afirmo, puesto que su programa es un conjunto de postulados interesados al calor de lo que convenga en el momento determinado. Las ideologías no están de moda, algunos pretenden enterrar a Marx sustituyéndole por asesores que lejos de tratar de conseguir un beneficio comunal buscan un triunfo electoral a cualquier precio. Si Churchill hubiese tenido un asesor omnisciente hubiese dejado de ser el líder que fue, aquel que supo ver el camino donde otros sólo veían la esvástica en Westminster, y ese supuesto gurú, por  contra  aparecería en los libros de historia. Algo hacemos mal cuando un supuesto líder sólo se agarra a lo que sus asesores le dicen y hace, propone y actúa en función de dicho criterio.
El 28 de abril se celebraron elecciones generales, el pueblo habló con normalidad democrática y los resultados fueron muy abiertos, ganaban los socialistas, aunque sin mayoría absoluta. Hasta ahí todo correcto, y sin embargo, esta semana que va llegando a su fin, conocemos que no ha habido forma de conformar un ejecutivo de progreso y hay que ir de nuevo a elecciones. En este momento reconozco que la desazón que tengo es enorme, y de ahí el título de este artículo  “el día de la marmota”, puesto que parece que volvemos a repetir las mismas vivencias de  hace tan sólo cuatro meses. Que desastre de políticos ególatras e incompetentes, no se dan cuenta que el país necesita un timonel lo antes posible, que si este barco en el que vamos todos montados, no elige una buena tripulación nos vemos abocados a zozobrar. Parece ser que tenemos que repetir y repetir las elecciones hasta que salga un resultado lo suficientemente correcto para que sus señorías hagan y deshagan a su antojo. Me niego, se que cambiaré de postura, pero a día de hoy mi posición es la abstención, anda y que les den...tila, señores.  
Pensiones, brexit, oposiciones varias, parados, presupuestos, sanidad, educación, transporte, territorio, todo depende de  que un grupo de señores que no saben construir en democracia, ya han pasado los tiempos de mayorías absolutas y de convertir esos liderazgos longevos por los votos en algo muy semejante a lo que fue por las “botas” (salvando las distancias, se que no es comparable), se pongan de acuerdo para formalizar la voz del pueblo. Ya hemos hablado señorías, no estamos para más historias, tengan un poco de “talla” política y gobiernen que es su trabajo. Buenas tardes con dolor de barriga.  


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