Conforme
pasan los días, uno comienza a tener la sensación que tuviera Bill Murray en la
famosa película “Atrapado en el Tiempo”, si, aquella película que dio a conocer
la tradición de la marmota que anuncia cuánto más a durar el invierno en un
estado norteamericano. En este caso, independientemente de marmotas, está claro
que vienen varias semanas de duro invierno, lógicamente, hablando en sentido figurado,
y haciendo referencia a nuestra situación política.
Nuestra
clase política no ha sabido ponerse de acuerdo para gobernar, lo cual es
tremendamente preocupante, dado que se trata de repartir responsabilidades y
seguir el mandato del pueblo. Yo me pregunto que habría sido de la humanidad,
si en la II Guerra Mundial, con casi sesenta millones de muertos en el campo de
batalla, hubiésemos tenido líderes como los que nos representan en la
actualidad. Pienso en los acuerdos de la Moncloa, donde junto a Marcelino
Camacho, recién salido de prisión por su militancia izquierdista, se sentaba
Manuel Fraga, ministro del franquismo (régimen) que acaba de expirar junto con
el dictador. Son dos pequeños ejemplos de tener “altura política”, superar las
diferencias personales o ideológicas en pro del beneficio común. Claro está, yo
sólo soy un bobo idealista que cree en la posibilidad de un mundo mejor, y que,
confieso, todavía sueño con la utopía de poder cambiar las cosas. Otro mundo es
posible.
Parece
ser que en nuestros días no cuentan las ideas, partidos como Ciudadanos son un
claro ejemplo de lo que aquí afirmo, puesto que su programa es un conjunto de
postulados interesados al calor de lo que convenga en el momento determinado.
Las ideologías no están de moda, algunos pretenden enterrar a Marx sustituyéndole
por asesores que lejos de tratar de conseguir un beneficio comunal buscan un
triunfo electoral a cualquier precio. Si Churchill hubiese tenido un asesor omnisciente
hubiese dejado de ser el líder que fue, aquel que supo ver el camino donde
otros sólo veían la esvástica en Westminster, y ese supuesto gurú, por contra aparecería en los libros de
historia. Algo hacemos mal cuando un supuesto líder sólo se agarra a lo que sus
asesores le dicen y hace, propone y actúa en función de dicho criterio.
El
28 de abril se celebraron elecciones generales, el pueblo habló con normalidad
democrática y los resultados fueron muy abiertos, ganaban los socialistas,
aunque sin mayoría absoluta. Hasta ahí todo correcto, y sin embargo, esta
semana que va llegando a su fin, conocemos que no ha habido forma de conformar
un ejecutivo de progreso y hay que ir de nuevo a elecciones. En este momento
reconozco que la desazón que tengo es enorme, y de ahí el título de este
artículo “el día de la marmota”, puesto
que parece que volvemos a repetir las mismas vivencias de hace tan sólo cuatro meses. Que desastre de
políticos ególatras e incompetentes, no se dan cuenta que el país necesita un
timonel lo antes posible, que si este barco en el que vamos todos montados, no
elige una buena tripulación nos vemos abocados a zozobrar. Parece ser que
tenemos que repetir y repetir las elecciones hasta que salga un resultado lo
suficientemente correcto para que sus señorías hagan y deshagan a su antojo. Me
niego, se que cambiaré de postura, pero a día de hoy mi posición es la
abstención, anda y que les den...tila, señores.
Pensiones,
brexit, oposiciones varias, parados, presupuestos, sanidad, educación,
transporte, territorio, todo depende de que un grupo de señores que no saben construir
en democracia, ya han pasado los tiempos de mayorías absolutas y de convertir
esos liderazgos longevos por los votos en algo muy semejante a lo que fue por
las “botas” (salvando las distancias, se que no es comparable), se pongan de
acuerdo para formalizar la voz del pueblo. Ya hemos hablado señorías, no
estamos para más historias, tengan un poco de “talla” política y gobiernen que
es su trabajo. Buenas tardes con dolor de barriga.
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