Este artículo pretende ser corto y contundente, al tiempo que transmisor de mi rabia y malestar justificado, al menos eso creo, ustedes juzgarán.
Esta mañana desayunamos en Extremadura con la noticia de que el gobierno central insta al extremeño a desconvocar las oposiciones de Educación por falta de presupuesto. Hasta ahí todo bien, un conflicto entre administraciones de signo político distinto (aunque no opuesto, a buen entendedor ...ya saben) que se entorpecen mutuamente. Sin embargo, estos comportamientos obvian que cientos de opositores llevan meses pagando academias, dejando parte de su vida y de su dinero (con trabajo o sin él), perdiendo un tiempo que pudieran compartir con sus familias o amigos, o simplemente invirtiéndolo en la contemplación de sus partes más íntimas. Es una absoluta vergüenza que estos tíos, los de Madrid, o los de Mérida, esperen a finales de febrero para desconvocar unas oposiciones previstas para julio, pues detrás de todo lo anteriormente referido, podemos añadir como agravante de la situación, que el dedicar tú vida a unas oposiciones que luego se disipan en el aire por una administración de subnormales, impide que se puedan hacer otros proyectos formativos (idiomas, reciclaje, másteres o doctorados) muchos de los cuáles son requeridos por la misma administración para trabajar o concurrir a dichas oposiciones. ¿ Se puede ser más negado, más obtuso, más hijo de la gran perra? Dificilmente, desde luego, y cuidado con las malas interpretaciones, porque no hablo de que haya o no oposiciones, ese es otro tema, debe haber oposiciones siempre, y con una oferta de plazas digna, y también deben coincidir todas las comunidades al mismo tiempo, eso que vaya por delante.
Siguiendo con el asunto de la administración y de las oposiciones, y en el mismo plan de cabreo con el que íbamos, señalar que en este mes de febrero se han cumplido trece meses desde que hubo oposiciones de enfermería en Canarias. Si, escuchan bien, hace trece meses que se realizaron unos exámenes en las islas "afortunadas" y todavía hoy, no se ha resuelto dicha convocatoria. Es decir, no se sabe todavía quién ocupará una plaza fija en el servicio canario de salud, en algunos casos después de haber aprobado las oposiciones convocadas, imagino que por necesidad, por el mencionado servicio de salud. Pero que pasada, de nuevo lo mismo que en el caso extremeño, una administración muy fría, muy lenta y con mucho canalla decidiendo sobre la vida de gente humilde que tan sólo busca una salida laboral digna y poder desempeñar el oficio para el que han estudiado y que han ganado por oposición, en este caso fantasma.
Imágino que sienten las mismas ganas de vomitar que quien suscribe este pequeño escrito, e imagino que dicho sentimiento está más que justificado ante una administración nefasta, aneuronal, fría y repleta de gente (políticos en su mayor parte, salvemos a los gestores que obedecen órdenes) que ha conseguido las cosas con muy poco esfuerzo y dedicación, y que además tienen la valentía y el descaro de pretender valorar sobre personas mucho más preparadas que ellos mismos, a la hora de desempeñar cualquier tipo de trabajo cara al público.
Así nos va señores, me callo ya, y sirva este cabreo articulístico como consuelo a mi mosqueo (espero que razonable). Se quejaba Larra hace más de un siglo de la administración patria, si viera los escrupulos de los políticos actuales y la connivencia de todo el sistema, que grandes artículos nos habría dejado para la posteridad.
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