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viernes, 27 de enero de 2017

Y el nuevo año trajo a ...Trump.

Tras el simulacro de Paz, Alegría y Felicidad que suponen las cada vez más cansinas fiestas navideñas, el año Nuevo está siendo protagonizado, de forma absoluta, por Donald Trump, en concreto por su famoso muro en Méjico. El magnate de los negocios norteamericano, flamante presidente Estadounidense, Donald Trump, está cumpliendo al cien por cien su programa electoral, aquel por el cual medio planeta comenzo a temblar de terror, y en el que se incluía el levantamiento de un muro fronterizo con Méjico, y que además, para más inri debería ser abonado por los propios mejicanos. El exagerado Trump lleva de nuevo a la presidencia de un gobierno, en este caso al gobierno de la nación más poderosa del planeta, el odio y la sinrazón, aderezados ambos sustantivos con altas dosis de incultura, prepotencia y patriotismo chabacano, que sin duda, los mejicanos no merecen, y el resto del mundo tampoco. 
¿Cuál ha sido el motivo para que semejante personaje haya llegado a la cima del poder político mundial? Bueno, podemos decir que no es la primera vez que alguien poco "apto" llega al poder por medio de sistemas democráticos, o al menos medianamente representativos. El caso más conocido es el de Hitler en Alemania, que consigue ser nombrado canciller alemán, bajo el mandato presidencial de Hindenburg, y que tras la muerte del viejo mariscal, y a través de tricuñuelas nada democráticas, como el famoso incendio del Reichstag, logra hacerse con todo el poder, desatando el infierno en la tierra, historia que todos conocemos. Sin embargo, y esperemos que Trump se quede en "perro ladrador...", el caso americano, es distinto, porque aquí no hay tongo, hay dejadez y falta de miras, dado que el proceso ha sido limpio, y ha llegado porque los americanos le han votado. Quizás, con el paso del tiempo, la megalomanía de este sujeto vuelva a poner de moda la famosa frase de Edmund Burke que decía "para que el mal triunfe, sólo hace falta que los hombres buenos no hagan nada", y es que precisamente sólo bastaba haber votado a otra persona para evitar que el racismo, el machismo, y la extravagancia se sentasen en el despacho oval. 
¿Qué podemos hacer los hombres buenos del resto del mundo? Me temo que no  mucho, tan sólo anhelar que no cumpla sus promesas electorales, que reconduzca su forma de actuar y sonría al mundo, porque  el mundo necesita una sonrisa sincera y no un látigo cargado de indiferencia y basura intelectual. Aunque en el fondo sabemos que un hombre de setenta años, y que ha conseguido todo lo que se ha propuesto en la vida, sin cambiar un ápice su actitud y comportamiento, en muchos casos grosero cuanto menos, consiguiendo amasar una enorme fortuna, haciendo del capital el pasaporte a casi todos los sueños en un país llamado América, poco o nada va a cambiar, el futuro que se abre ante nosotros es preocupante, muy poco nítido. Aun siendo un hombre, ideológicamente detestable, hay algo que no me parece bien, en toda ésta historia, y me refiero con ello a las múltiples manifestaciones que se han hecho y todavía se hacen, en contra del presidente Trump. Si la gente le ha votado, lo democrático es aceptar el resultado, sin rabietas, así es el juego de esto que llamamos democracia, el gobierno del pueblo, independientemente de la formación de ese pueblo, y se que este último argumento no es políticamente correcto. Ahora bien, conforme se vayan haciendo barbaridades si es lícito luchar contra las mismas, a través de manifestaciones, escritos o de forma política, pero por contra,  sin haber hecho nada, sólo por ser votado, pienso que no es "justo" patalear  "a priori", mejor hubiera sido tratar de evitar su llegada al poder, mediante los votos, que desafortunadamente fueron para su casillero. 
A nivel internacional la cosa se está animando de forma ostensible, primero China se queja de que Trump mantenga una conversación telefónica con la presidenta de Taiwan, cuyo gobierno no es reconocido por el gigante asiático, después Trump da permiso para la construcción del muro en la frontera mejicana, y su homólogo el presidente Peña Nieto se niega a visitar Washington y a sufragrar la construcción del muro de la vergüenza, faltaría más. El neofascismo europeo, liderado por el Frente Nacional francés de  Marine Le Pen, se une y se regocija  con el triunfo del norteamericano, auspiciando el inicio de una nueva época de segregación y predominio racial blanco. Los mercados mundiales respiran y de momento aguantan el efecto Trump, aunque me temo que es una respiración un tanto entrecortada y espectante.  Mañana, sábado 28 de enero de 2017, Trump hablará vía telefónica con Merkel, Hollande y Putin, además ha recibido a la presidenta británica Theresa May, artífice del famoso Brexit que desligará a Reino Unido de la Unión Europea. En definitiva se abre un nuevo marco internacional de relaciones tirantes y desconfiadas, en el que el principal árbitro de las mismas, quien debería apaciguar y ser bálsamo de suspicacias mutuas, se blinda frente al resto, abriendo un campo de juego incierto y peligroso, donde nada es lo que parece. 
En nuestro país remite la ola de frío, y la luz después de subir y subir, aprovechando que la gente la necesita más que en todo el año, comienza a bajar, aunque volverá a subir, seguro. No quisiera acabar sin mencionar una frase atribuída a Gandhi y que servirá de perfecto  colofón a este pequeño artículo " si hay un idiota en el poder, es porque quienes lo eligieron están bien representados".

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