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viernes, 17 de junio de 2016

Algunas frases…Capítulo II

Hace algunos meses escribí un artículo en el que recogía algunas frases que a lo largo de la Historia se han dicho sobre España o sobre los españoles, y que pretenden mostrar la visión que de nosotros tienen nuestros vecinos, también nuestros enemigos, o simplemente cualquiera que se haya topado por fuerza o azar con  lo “español”. Ahora quisiera completar el referido artículo añadiendo algunas frases que ahondan acerca de la imagen que hemos construido de nosotros mismos. En estos tiempos de bajeza moral, de falta  de rumbo patrio, de dimes y diretes entre políticos de un nivel más que cuestionable (ya sé que no todos son lo mismo, pero a día de hoy van ya seis meses sin gobierno) es quizás oportuno observar que no siempre fuimos tan serviles, ni estuvimos tan preocupados por estar  al día con  los deberes impuestos por una Europa de diseño, ultra- capitalista y tremendamente injusta
La muy laureada selección española de futbol, la que ha pasado a la Historia como “la roja” hasta hace no tanto era conocida como “la furia” y en mi opinión,  quizás el apelativo originario era mucho más representativo de lo que ha sido nuestro país a lo largo del devenir histórico, cero ilustración, el intelecto aplastado por la tradición y la moralina, y exceso de cojones, simplemente para vivir, y en ocasiones para escribir algunas páginas insignes de nuestra “ignorada” historia, y digo bien,  ignorada historia, desconocida por la gran mayoría, cuando no falseada de forma consciente.   Lema cocido de los Tercios de Flandes, y que se enmarca en la idea expresada, acerca de los atributos masculinos, decía “España mi natura, Italia mi ventura, y Flandes mi sepultura”, dejando más que claro que se perdería la vida para más gloria del Imperio y sobre todo de sus reyes, pero la idea está ahí, morir por eso que llamamos España, y que todavía hoy, no está muy claro que es. Los Tercios asustaron, sangraron y mataron por más de dos siglos, en defensa de la cristiandad, o de los más espurios intereses de estado,   así no es de extrañar que un oficial británico dijese “a los españoles por mar los quiero ver, porque si los vemos por tierra, que san Jorge nos proteja”. Si señores, hubo una época en la que Europa escuchaba a España, por decirlo de una forma liviana.
Cuando el Imperio se tambaleaba,  tan sólo el esfuerzo de unos pocos hizo que no se derrumbara de golpe, y de nuevo la furia, la garra, y por qué no, la sinrazón llevada al extremo de morir matando, en nombre de variados intereses, permitiría a hombres como el almirante Blas de Lezo, decir al almirante británico Vernon, que había fracasado estrepitosamente en su intento por tomar Cartagena de Indias, que “ para venir a Cartagena , es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque esta ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres”. Este héroe olvidado,  cuyo nombre y sus hazañas fueron silenciadas en Reino Unido, y desconocidas hasta hace poco en la propia España, daría su vida defendiendo en tierra y mar, los confines de un imperio que se desmoronaba al tiempo  que  se había esfumado la dinastía que lo fraguase, los Austrias, y así , antes de entregar su vida transmitió un último mensaje a su mujer, y posiblemente a la posteridad, afirmando “ dile a mis hijos que morí como buen vasco, armado y defendiendo la integridad de España y del Imperio”. Blas de Lezo representa, en  gran medida, lo que ha sido ser español, olvidando a sus héroes y dando razón a aquello de “a los españoles les gusta renegar de su país y de sus instituciones, pero no permiten que lo hagan los extranjeros” (incluido el olvido, que también es algo muy español) frase que mencionase el gran corso, Napoleón Bonaparte, cuando admitió que el pueblo español, era fiero, belicoso, poco manejable,  y a pesar que no esté yo muy de acuerdo con sus empeños, el pueblo luchaba en defensa de la monarquía absolutista de Carlos IV y su hijo el rey “felón”, Fernando VII,  cosiendo a cuchilladas a los gabachos, pero también a las bellas ideas ilustradas que traían consigo.

Como vemos, nuestra imagen ha estado vinculada siempre a la lucha por ideales, acertados o no, justos o no, que llevaban al pueblo hasta la misma parca, con mucho sentimentalismo y muy poco raciocinio. En los últimos tiempos, España se ha convertido en una sombra de lo que fue, haciendo caso a los “superiores” intereses de la Unión Europea, y sepultando los intereses de un pueblo, históricamente castigado, como todos, por sus élites dirigentes. Ahora bien, el español siempre ha sido crítico con lo propio, y admirador de lo ajeno, pero nunca servil, jamás arrastrado, eso no iba con nosotros, el poeta Joaquín María Bartrina, señaló  “(…) si un hombre habla mal de España, es español”, y tenía razón el de Reus, nada como un español para poner verde a España, ahora que no lo haga un foráneo o correrá la sangre. Siempre la asociación entre lo español y la hazaña, dando hasta el último hálito de vida por aquello considerado justo, aunque en realidad fuese una barbaridad, por ello, de los españoles que participasen en la segunda Guerra Mundial se llegó a decir “si en el frente os encontráis un soldado mal afeitado, con las botas rotas y el uniforme desabrochado, cuadraos ante él, es un héroe, es un español”. Aunque no sea lo más loable, nuestra Historia ha estado ligada a la lucha, a la guerra, en cierta forma a la barbarie, que hacen un perfecto  maridaje con la defensa de la monarquía,  la tradición y de la más rancia Iglesia Católica. No hemos sido capaces de verter sangre por otro motivos más dignos que los mismos cojones y la rabia ante los otros, sin embrago ese ya es otro tema, que otro día trataremos, la clave está en el siglo XIX, el siglo de las oportunidades perdidas, pero como digo ese es otro tema. Me gustaría acabar este artículo con una frase de Arturo Pérez Reverte, quien dijo que “ser español es saber perder”, cuánta razón tiene el bueno de Arturo. 

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