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sábado, 9 de noviembre de 2024

Pequeñas derrotas.

Volviendo a la modalidad del relato corto, en este caso, muy corto, planteo tres pequeños micro relatos que giran en torno a la derrota. A lo largo de la Historia siempre se reconocen y recuerdan las victorias, pero como es lógico, para que unos triunfen otros deben ser derrotados, aunque en los casos que vamos a recrear, sus gestas aún en la cara oculta del devenir histórico son recordadas por su valor, valentía o sacrificio por una causa justa. En los siguientes relatos podemos contemplar al poderoso Leonidas observando su campamento la noche anterior a la llegada de los persas. Efialtes había consumado la traición y un pequeño paso de montaña permitió rodear a los espartanos llevándolos a la inevitable muerte. En la prisión Mamertina, en el monte Capitolino de Roma, Vercingetorix espera su ajusticiamiento tras ser derrotado en Alesia. No siente dolor físico, pero sí la humillación por la derrota y el comportamiento cruel de la plebe romana. Finalmente visitaremos el espectáculo de Bufalo Bill, en donde el último gran líder de los sioux, Toro Sentado, después de ser derrotado se gana la vida entreteniendo a un público que no entiende, y que no se hace una idea de la tristeza que invade el alma del último líder lakota. 


Una brisa fresca procedente del mar se deslizó por el campamento reconfortando los lastimados cuerpos de los agotados guerreros. La traición de aquel deformado se había consumado y la pesadilla se había hecho realidad. Al día siguiente morirían, y lo harían matando, no quedaba otra posibilidad para un espartano. El rey contempló una última vez el muro focense y el mar, ambos le habían protegido aquellos tres días de batalla, y sin embargo, a su espalda tan sólo se podia sugerir el estrecho camino de cabras por el que vendría a verlos la muerte a la mañana siguiente.


Un fino rayo de luz se colaba en aquella humeda estancia. No prestaba atención a las heridas, algunas bastante molestas, no era aquello lo que más le dolía. El paseo triunfal del día anterior, el desprecio de aquellos altivos romanos, los gritos y golpes del pueblo encolerizado, que ni siquiera sabían quien era él. Aquello sí que le dolía. Recordó Gergovia, todo salió bien, pero volver a ganarle la partida al más grande con la misma táctica era demasiado, y aquello se tradujo en el fracaso de Alesia. El sonido del metal abriendo la puerta de la mazmorra le hizo saber, al hijo de Celtilo, que hasta ahí había llegado.


Su mirada era inteligente, altiva y con un profundo poso de tristeza. Acababa de hacer una exhibición de utilización del arco a caballo, y su forma de montar, sin grupa, había encandilado al público. Nunca supo entender las motivaciones del hombre blanco, su egoísmo, su violencia y su falta de respeto hacia la madre naturaleza. Ahora formaba parte de un espectáculo para rostros pálidos, pero hacía no tanto tiempo había dirigido a sioux, cheyennes y arapahoes en la mismísima batalla de Little Bighorn. Aquel día derrotó a Custer y al séptimo de caballería, pero la violencia nunca es el camino.


Después de esta pequeña incursión en el pasado griego y romano, y tras contemplar el ocaso del último buen salvaje, les permito regresar a su confortable presente, que, y como la Historia es maestra, seguro que ya está libre de violencia y guerras, y que todos como hermanos buscamos la felicidad común. Buena tarde.

5 comentarios:

  1. Muy bien Iván. Estos pequeños relatos te retrotraen a épocas pasadas de la historia y a series ó películas que han dado imagen y sonido a esos sucesos descritos. Es lo que nuestra mente hace inevitablemente cuando imagina lo que el escritor te está
    sugiriendo en sus documento y en este caso Iván, lo has conseguido fácilmente. Gracias.

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  2. Cómo siempre, muy bueno. Tres personajes clave de la Historia. Cada derrota esconde historias de resistencia, sueños truncados y sacrificios que muchas veces impulsaron, desde la sombra, cambios en el rumbo de las sociedades. Los derrotados son también aquellos que defendieron ideales, territorios, lenguas y formas de vida que hoy se nos presentan como alternativas olvidadas al modelo hegemónico que imperó. Su recuerdo no solo nos permite vislumbrar lo que pudo haber sido, sino también cuestionar lo que actualmente es. Gracias Iván por ayudarnos a reflexionar.

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    2. Muchas gracias por el comentario Manute, como siempre sabio y acertado. Es cierto, a los que nos gusta la Historia siempre hemos caminado de la mano de los perdedores. Así nos hemos sentido traicionados como Viriato, vendido por los suyos. Hemos acudido al Senado de Cartago acompañando a Aníbal para ver cuál era el motivo de que nunca llegasen los prometidos refuerzos. Todos hemos sido Espartaco y nos hemos emocionado con su gesta. Nos encantó enseñar el culo a los ingleses en Stirling junto a William Wallace y recorrimos media península con un desterrado Rodrigo Díaz de Vivar. El susurro de los derrotados es casi más atractivo que el relato de los vencedores, quizás porque buena parte de la justicia y de la honradez estaban del lado de los sometidos. Siempre nos quedará ...la Perla. Gracias amigo.

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