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sábado, 10 de diciembre de 2016

Y por fin llegó...la Navidad

Las calles se iluminan, las casas se adornan con arboles y bolas decorativas, huele a castañas y nuestros pueblos y ciudades se visten de gala por Pascuas, si,  por fin es Navidad. 
En Mundo Subnormal se inicia todos los años un simulacro de paz, alegría y amor, acompañado de altas dosis de consumo y vanalidad, que lógicamente, poco tienen que ver con ese niño que naciese en un portal, cerca de Belén, y que en su honor se celebran estas fiestas. Con el paso del tiempo poco queda de religión, la única reigiosidad que se observa es aquella que adora al dios Capital, amo supremo y absoluto al que entregamos la mayor parte de nuestro tiempo y esfuerzo. Los acólitos de esta nueva religión llenarán calles, plazas y tiendas, buscando regalos variados que palien su insaciable sed de consumo, que si unas gafas para mamá, unos calcetines a cuadros para papá, y claro, la colonia Varon Dandy que no falte, o la práctica y socorrida cartera. 
Los aparatos tecnológicos coparán un puesto importante en estas compras, así será indispensable tener un móvil de última generación, un poco más plano, grande, grueso o delgado que el del año pasado, o que el de las últimas rebajas, simplemente se trata de consumir algo distinto, nuevo. Aparecerán flamantes inventos, lo nuestro es poner un palo a la vida, así del trapo que deslomaba a quienes tenían que limpiar suelos y baldosas, se inventó, por medio del palo, la fregona, magia tecnológica. En nuestros días las cosas no van mucho más allá, así, si  en Mundo Subnormal la principal afición es estar todo el día tirándose fotos, sin sentido,  a uno mismo y tocarse los cojones a un tiempo, coño, poner un palo al móvil, y así surgió el palo de selfie, uno de los regalos más vendidos hace un par de años por estas fechas. 
La publicidad atormentará durante casi dos meses a todos los que se atrevan a encender el televisor, la radio o entren en las famosas redes sociales, con mil y un anuncios en los que se generan "necesidades" inventadas de lo más variopinto, sorbiendo el seso de forma martilleante a todo el que participe de alguno de los mencionados canales. Primero viene el anuncio ñoña de la Lotería, en el que nos hacen soñar...¿ con la Felicidad?, ¿con la Familia?, ¿con la Amistad?, no, nada de eso, nos hacen soñar con el Dinero, principal dogma de la nueva religión capitalista. Dinero, hay que tener dinero, para gastarlo, para derrocharlo en beneficio del sistema de capital. Después vendrán los turrones, la ropa, y por último los más cansinos de todos, las colonias y los juguetes.
Aquí hay que hacer un alto, las colonias le llevan a uno al borde de la locura, puesto que será agobiante la cantidad de anuncios que se muestren repetitivamente hasta el día cinco de enero, puesto que después de la tregua del dia de Reyes, el simulacro de felicidad acaba y hay que volver a ser envidiosos, altivos e hijos de puta. Decía lo del alto, porque estos anuncios no son sólo agobiantes, sino que además muestran un mundo rarísimo de diseño, con princesas y marineros, que poco tienen que ver con la realidad y menos con la natividad. Al margen de esto, que ya tiene tela, hay algo más, que me revienta de estos tortuosos anuncios, y es que en todos, al menos en la mayoría se tiende a utilizar un idioma entre tartaja, mongolo  y extranjero que parece ser capta más adeptos para comprar, pero cómo podemos estar tan gilipollas, de verdad.
La campaña televisiva acaba con los regalos del día de reyes, y aquí tienen un protagonismo especial los niños, en todos los hogares con estas lindas criaturas aparecen rápidamente las cartas a sus Majestades de Oriente, que invitan a los niños a gastar, y de pronto el "me lo pido", y el consumo desde bien pequeñitos( aunque ellos no lo saben, pero les inclinamos a ello), hay que inducir a los más pequeños dentro del sistema y que aprendan que hay que gastar, que hay que ser buenos para que nos traigan regalos, pero sin que se de valor alguno a una cantidad desorbitada de juguetes y ropas que no se valoran, ni se necesitan. Y si, sólo se valora el gastar, los mayores que ya saben que no existen Reyes más allá de los Borbones, siguen consumiendo de forma compulsiva y enfermiza, al margen del mundo de sueños e ilusiones pueriles  que es la infancia. 
Hemos desvirtuado el sentido de la Navidad, independientemente de la religión, las fiestas eran un motivo de reunión familiar, de compartir con los nuestros de forma entrañable y amistosa, festejando la misma alegría que da el vivir, el pasar una año más y seguir juntandose todos (y ese todos cada vez menguaba más, aunque hubiese nuevos miembros) a la mesa, con unas buenas viandas, aunque fuesen unas simples sopas de ajo,  pero con ese sentido, compartir. Hoy día, los grandes almacenes y el nuevo dios Capital se han cargado todo esto, convirtiendo la Navidad en otro motivo más para consumir, es decir el periodo intermedio entre el gasto vacacional y el gasto de las Rebajas de Enero, que por algo dicen que son cuesta. Que pena señores, hemos cambiado algo bonito por un mundo superficial, vacío, de gente sin valores, y con gustos prediseñados, preocupados por vidas paralelas construidas a partir de likes y selfies, y ajenos al mundo real. Los Reyes Magos son explotados a golpe de expediente de regulación de empleo, y Papa Noel, se queda sin extra por los recortes del Banco Central Europeo, algo me dice que este año me traen carbón, Feliz Navidad amigos,  aunque uno no crea.

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