Como propósito de año nuevo me gustaría llevar a cabo la reseña de la última novela que he leído. Advierto al lector que nunca he reseñado ninguna obra, y por tanto, podemos decir que soy nuevo en esta lides. Prometo, sin embargo, tratar de llevar a cabo este empeño con la dignidad propia de la tarea, a pesar de ser alguien profano en la noble labor de la crítica literaria, que en mi caso, más que crítica podemos entender como opinión literaria, sin más.
La novela de la que voy a hablar es “Madrid de corte a checa” de Agustín de Foxá, y para comenzar he de decir que ha sido una obra que me ha sorprendido y de la que he podido disfrutar con su lectura. En líneas generales podemos afirmar que Foxá relata las peripecias amorosas de José Félix Carrillo, hijo de un coronel conservador al servicio de la decadente corona alfonsina, y Pilar Rivera, hija de un conde venido a menos, y que por conveniencia será casada con Miguel Solís, un terrateniente adinerado y zafio, que no la quiere y que además es un bandarra. La historia se enmarca en un periodo convulso de nuestra reciente historia, y el autor sabiamente divide su obra en tres partes, en la primera, que lleva por título “la flor de lis”, relata los momentos finales de la monarquía de Alfonso XIII, tocada de muerte tras su apoyo a la Dictadura de Miguel Primo de Rivera, dado que la caída del militar arrastraba al rey que había apoyado dicho sistema. En estos primeros compases, me sorprendió la capacidad del autor, Foxá, por llevar a cabo rápidas transiciones en el relato, que unido a la cantidad de personajes, puesto que nos encontramos con una novela coral, y al elevado conocimiento histórico del autor sobre la época y el lugar, hicieron que, en ocasiones, tuviese que releer algún párrafo para no perder el hilo. A los largo de estas primeras páginas podemos observar el debacle de la monarquía española, su forma de vida ostentosa y despreocupada, que en cierta medida, me recordó un poco al denominado “dulce apocalipsis” al que los historiadores recurren para definir la caída del imperio austro-húngaro de Francisco José II. Al tiempo que vemos como la relación entre José Félix y Pilar es imposible dado que ella es obligada a casarse con Miguel Solis, iniciando una suerte de bajada a los infiernos por parte del ignorado José Félix.La segunda parte de la obra “el himno de Riego” nos ubica en la recién nacida II República española, y en ella, como en todo el relato, el autor nos pone al día de todos los acontecimientos históricos del periodo, con algunos datos, poco conocidos o divulgados, como por ejemplo que Niceto Alcalá Zamora, primer presidente republicano fuese conocido por sus detractores como “el Botas”, por la famosa foto en la que aparecía con unas vistosas botas. El libro sigue el relato histórico con bastante precisión y recoge algunos importantes sucesos como la Sanjurjada de agosto de 1932, que bien se puede relacionar con otros sucesos como los de Castilblanco en Extremadura o los de Arnedo en La Rioja, que ponen de manifiesto la situación de tensión y enfrentamiento social existente en la España del momento. En esta segunda parte, un desengañado José Félix comienza a acercarse, desde su radicalismo inicial en contra de la monarquía, a la esfera de Falange, puesto que considera el mismo, que el régimen republicano “nos ha salido muy viejo”. En la obra se relata la fundación del partido de extrema derecha en el Teatro de la Comedia, en octubre de 1933, y nos muestra a un José Antonio Primo de Rivera, cercano y comprometido, valiente, como si fuese un caballero de otras épocas que lucha por una España vituperada y herida. Lógicamente en estas páginas la ideología de Foxá y su amor a la patria se hacen patentes, pero claro está, desde su propio perfil ideológico, adornando los años dorados del grupo fascista y obviando las salvajadas que en el futuro se llevarán a cabo. Me resultó bastante atractivo el “cameo” que hace el propio autor, reseñando su papel en los primeros años de Falange, siendo además, como consta en la novela, uno de los autores de su famoso himno, el “Cara al sol”. La república radical cedista llegará a su fin tras la revolución de octubre de 1934 y la dura represión a los mineros asturianos, y también por la sucesión de escándalos políticos como el del “estraperlo” o el llamado “asunto nombela”, abriendo aquí paso a la tercera parte de la obra, que lleva por nombre “la hoz y el martillo”. En esta última parte se recorren los meses finales de la república, el semestre del Frente Popular y el Alzamiento Nacional de julio de 1936, aunque curiosamente, la figura de Franco, casi no se menciona a lo largo del relato, sobre todo si se compara con José Antonio Primo de Rivera, o Queipo de Llano, probablemente por la cercanía ideológica del propio Foxá hacia Falange, y por estar la guerra todavía en pleno curso cuando se escribe la novela, no habiendo alcanzado el Caudillo su máxima cota de popularidad entre los propios sublevados. En esta parte se lleva a cabo una dura crítica, no falta de razón, pero bastante sesgada, a las depuraciones que las milicias izquierdistas hicieron en el Madrid anterior a la llegada de Franco. Es una parte cruda y dura, que he de admitir, me ha puesto al corriente de las bestialidades que se hicieron en estos momentos iniciales de la Guerra Civil por parte de las facciones izquierdistas. Hechos como que se fusilaba gente por llevar un bigote y ser considerado “un faccioso” ponen de manifiesto el talante del momento. Un episodio bastante crudo, pero esclarecedor es el final de Miguel Solís, que a estas alturas de la novela, ya le conocemos por ser un maltratador y un calavera, que vive la vida aprovechándose de su dinero y primacía social. El antiguo señorito Solís es encontrado por sus antiguos jornaleros escondido en la capital, y es defenestrado desde el balcón de un hotel. Es una escena muy dura, que sobrecoge, pero que también muestra parte de la realidad que retrata, y es que Miguel Solís, antes de ser lanzado al vacío, saca la billetera en un intento de comprar a sus antiguos trabajadores diciendo “eso se puede arreglar” cuando uno de los jornaleros le echaba en cara que le había despedido del molino. Y digo que es una escena esclarecedora de la realidad que se había vivido en la España rural, dónde el dinero, la sangre y las tierras habían permitido a unos pocos vivir muy bien a costa del trabajo, el sudor y la ignorancia del resto.
La historia acaba bien, la pareja de enamorados logran huir del Madrid rojo y consiguen abandonar el país, sin embargo, su compromiso con la patria les hace volver y luchar junto al bando sublevado, José Félix como falangista y Pilar Rivera como enfermera.
Como crítica he de decir que me ha gustado mucho, y que he aprendido una parte de la historia que casi siempre se cuenta desde el otro punto de vista, el de los perdedores, pero he de decir también que he echado en falta un poco de objetividad, es decir, se entiende la visión del autor, y su ideología militante en el relato, pero, sin caer en una “falacia ad hominem”, en la última parte se deja ver en demasía la misma, puesto que sabemos que no sólo fueron los izquierdistas quienes pasearon y fusilaron, sino que la Falange que aquí se presenta, muy adornada y patriótica, fue bastante bestia y asesina. Siendo consciente que Agustín de Foxá, es una especie de autor maldito, por su ligazón con el bando vencedor de la contienda civil, recomiendo aquí la lectura de su obra, tiene muchos más pros que contras. Buen día.
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