Más vale caer en gracia que ser
gracioso…
Comienzo este artículo
recurriendo al refranero castellano, sabio y prolífico en toda su extensión, y
lo hago para referirme a la política que mantienen las instituciones educativas,
en cuanto a la distribución de alumnos por centros. Pues eso, en este asunto,
como en el resto, es mucho más conveniente caer en gracia, y contar con el
apoyo de las mentes pensantes, que ser gracioso, o agraciado, el caso es que
en nuestra ciudad, Badajoz, la política
de elección de centros, permitida y auspiciada por la Consejería de Educación,
cara al curso 2020-2021, genera, por un lado, institutos masificados, con treinta alumnos
por aula, y por otro lado, institutos que apenas tienen demanda, a pesar del
esfuerzo que se hace, por parte de equipos directivos, docentes, trabajadores,
y los propios alumnos de estos centros, que sienten abandono por parte del
sistema.
Acabo de asistir a unas jornadas
de formación para profesores, en las que se nos mostraban distintos recursos a
los docentes, cara a la mejora de nuestras aptitudes en la enseñanza, en este
caso de las Ciencias Sociales. Fueron unas jornadas estupendas, de convivencia,
trabajo y compañerismo, en las que pude observar que la enseñanza ha superado
la fase de la clase magistral, y nos movemos dentro de una serie de parámetros nuevos,
en las que el docente ayuda a generar espacios de trabajo colaborativo,
metodologías activas y entornos de aprendizaje basado en proyectos. Las
experiencias que nos mostraron los compañeros fueron impagables, que cantidad
de cosas se están haciendo en los institutos extremeños, y que buenos
profesionales tenemos educando a nuestros hijos. Ahora bien, y enlazo con el
asunto anterior, con la actual distribución de alumnos por centro en Badajoz, hay
muchos institutos que no pueden poner en práctica esta educación inclusiva,
puesto que es imposible hacer metodologías activas con más de treinta alumnos
en un aula.
En una noticia reciente aparecida
en los medios, he podido comprobar que, hay institutos en Badajoz, que
solicitan más alumnos, estando más que colapsados, y lo peor de todo, la
Consejería de Educación, que promueve la inclusión, el trato personalizado, las
metodologías activas, y el trabajo por proyectos, lo permite. En el otro lado
de la situación, nos encontramos con institutos, como el San José, que no
cubren ni de lejos con las plazas que tienen disponibles, y que se ven abocados
a convertirse en un “cajón de sastre” nutrido, en buena medida, por todos
aquellos alumnos que no tienen cabida en otros institutos de la localidad. La
Junta de Extremadura, aplica aquí, aunque no lo reconozca, la política de
gueto, que como es de sobra conocido, no ha funcionado en aquellos sitios en
donde se ha implantado.
En mi modesto entender, creo que
lo más ecuánime, para alguien que esté a favor de una política educativa justa,
equitativa, integradora y moderna, sería repartir los alumnos entre los
distintos centros educativos, impidiendo que se generen centros masificados por
un lado, y por otro, centros casi desiertos o abandonados. Este asunto, no se
puede solucionar sin la ayuda de la administración, que es quien debe mojarse,
e intervenir, evitando esta doble situación. Un buen criterio electivo sería la
cercanía al domicilio, es decir, favorecer que se dividan los alumnos en
función de la cercanía al centro. Y aquí, hablo de alumnos/as, normales,
adolescentes, que buscan labrarse un futuro, como hicimos nosotros en su día.
Otro asunto que no quisiera dejar
de mencionar aquí, hace referencia a los institutos concertados, que por
cierto, son más que numerosos en nuestra
ciudad, bueno en toda España. Esta administración educativa que se viste de
verde en las manifestaciones en pro de la educación pública, permite que
institutos como el San José se mueran de inanición (y me refiero a la educación
secundaria, puesto que este problema no afecta a la formación profesional que
se imparte en el centro, reconocida y admirable) al tiempo que consiente y
favorece, por inacción, la existencia de institutos privados pagados con dinero
público, lo cual me parece, como poco repugnante. La defensa de la educación
pública va más allá de los slogans y de las camisetas verdes, se inspira
principalmente en la Igualdad, sin la cual es imposible siquiera, la Libertad,
hasta la de centro educativo. Muchas gracias, un profesor.