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lunes, 22 de abril de 2024

Una fecha muy rentable.

Como he señalado en el título de este escrito,  algunas fechas resultan rentables, dado que son diversos e importantes los acontecimientos que en ella suceden. Un año prolífico en acontecimientos fue 1492, puesto que no sólo se descubrió América, a nivel nacional, en enero, los Reyes Católicos conquistaron Granada, poniendo fin al estado musulmán de Al-Andalus en nuestro solar patrio. Junto con el descubrimiento y la conquista de Granada, hubo otro acontecimiento muy significativo, y es que los mismos Reyes Católicos, emitieron un famoso decreto que expulsó a los sefardíes de nuestro territorio. Sin embargo no quiero hablar de historia, sino de recrear algunos pasajes de la historia en forma de microrrelato, por lo que les presento los acontecimientos referidos, reproduciendo lo que pudieron pensar o sentir sus protagonistas, claro está en sólo unas líneas. Por tanto, encontrarán ustedes aquí a un azorado Boabdil la noche antes de la rendición de la ciudad, también vivirán el momento en el que Rodrigo de Triana avistó tierra, y acompañarán, en su expulsión, a un famoso judio sefardí. Espero que les guste. 


Contemplaba abstraído la luna desde la ventana. Qué inmensa parecía aquella triste noche. El ruido de la cercana fuente le daba una paz inmensa, todo estaba como siempre, al menos la sensación era de normalidad. Había preparado su mejor traje, lo luciría a la mañana siguiente, él era un hombre de alto linaje, y la ocasión exigía su mejor aspecto. Contuvo las lágrimas y decidió acudir a sus aposentos, ya no volvería a estar nunca con la luna en aquella ventana. Intento dormir pero fue imposible, solo pudo dar vueltas el la alcoba. Boabdil se despidió de la Alhambra aquella noche, y lloró como hombre el final de una época. Muchos años después, un gigante argentino, Borges, tuvo la misma sensación cuando casi ciego, su mujer le narraba lo que él ya no podía ver.


Oscurecía y todavía el monótono y repetitivo mar no ofrecía nada nuevo. Recordaba la sonrisa altiva y el gesto burlesco de aquellos astrónomos portugueses cuando le informaban que su proyecto contenía errores y fallos de cálculo. Recordaba también las palabras de aquel hombre moribundo que desembarcó sifilítico en Porto Novo y les comentó a todos que navegando hacia el poniente se podía llegar a las  Indias. Recordaba incluso el nombre de aquel hombre, Alonso Sánchez, oriundo de Huelva. No había más tiempo, la tripulación estuvo a punto de arrojarlo al mar hacía tan solo unas horas. No habría más oportunidades. Era ya de noche profunda cuando la voz ronca y fuerte de Rodrigo, el de Triana, grito: ¡Tierra! ¡Tierra a la vista! Respiró profundo, quizás a partir de ese momento, los que tendrían que recordar su terrible error serían aquellos insensatos.


Pensaba en aquella palabra desde hacía rato. Ni siquiera se había fijado como se habían impregnado de polvo  todos sus ropajes. A pesar de ser un hombre religioso, no pudo contener un sentimiento de rabia e impotencia cuando recordó que en otros tiempos su dinero había ayudado a aquellos ingratos reyes. De nuevo el término vino a su mente. Diáspora, éxodo, ya lo habían vivido sus abuelos, y ahora le tocaba a él. Hasta cuándo tendría que soportar su pueblo aquella afrenta. Pronto llegarían al puerto de Valencia y llevarían a la práctica en toda su dimensión aquel recurrente concepto de dispersión. Al pie del camino, dos hombres que observaban el desfile de personas que transitaba delante de ellos, comentaron: ese de ahí es Isaac Abravanel, hace poco prestamista de nuestros católicos señores y ahora forzado a marcharse de la tierra prometida.


Eso es todo amigos, qué año aquel de 1492, y qué historia la nuestra, tan rica y prolífica. Les deseo que tengan buena tarde.