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miércoles, 5 de febrero de 2020

El hecho diferencial.

Después de bastante tiempo vuelvo a la carga, tratando de aportar mi punto de vista sobre la realidad que nos rodea. Mi ausencia ha sido motivada, tan sólo, por pereza, no puedo decir otra cosa, mi vida es muy tranquila, quizás demasiado. El título me ha venido sólo a la cabeza cuando maduraba la idea de este artículo, pensando en los rasgos propios que tiene mi tierra, Extremadura. 
Cuando uno piensa en el "hecho diferencial" le vienen a la cabeza las mal denominadas nacionalidades históricas, como si otros lugares como Granada, Valladolid, Córdoba, Mérida, Cádiz o Atapuerca, no tuvieran  historia. En todo el territorio nacional, de punta a punta, nos encontramos hechos diferenciales, peculiaridades propias de la rica historia que tenemos en nuestro país. No voy a referir aquí tan extenso asunto, pero si quiero mencionar algunos elementos que permitirían construir un relato nacionalista, o si hubiese posibilidades económicas, incluso separatistas en nuestra Extremadura. 
Elemento básico en todo nacionalismo es la existencia de una lengua propia, hecho este, que se observa en la región. No es muy conocido, pero en Extremadura hay una lengua propia, el llamado "Extremeñu", variedad lingüística que tiene su origen en la reconquista cuando los leoneses avanzaban hacia el sur , y que en algunos casos ha sido relacionada con el astur-leonés, sin embargo desde enero del año presente, 2020, es considerada por el Consejo de Europa como Lengua Minoritaria o Regional. El problema que tenemos en Extremadura es que no valoramos las riquezas culturales, históricas y naturales que poseemos. 
Otro asunto indispensable para conformar una idea "nacional" se encuentra en desarrollar una historia propia, con algún elemento diferente al resto. En este aspecto, como  he dicho más arriba, se repite en toda la "piel de toro", puesto que hemos sido lugar de llegada y partida de numerosos pueblos y civilizaciones. En Extremadura también tenemos "fueros", como el denominado fuero de Baylío, que afecta a diversas poblaciones de Badajoz, en torno a la localidad de Jerez de los Caballeros, último enclave en manos de los poderosos Templarios en la península. Su origen es medieval, y se vincula al rey  castellano Fernando III o al portugués Sancho I. Sus rasgos principales afectan al régimen económico de los matrimonios, cuestión que no vamos a abordar aquí. Pero no sólo tenemos fueros en Jerez, son importantes los fueros de Cáceres, concedidos por Alfonso IX de León al reconquistar la plaza en el siglo XIII, o los de Coria, por las mismas fechas y el mismo rey. Observamos una rica historia, con peculiaridades y diferencias propias, que de momento no han hecho prender la llama del nacionalismo, será que este viene de la mano de una burguesía enriquecida en el siglo XIX, cuando nuestra tierra era pobre y estaba en manos de caciques absentistas. 
Mientras que en otros lugares la construcción nacionalista inventaba tradiciones y forzaba la historia, en Extremadura se tejían de forma natural, y probablemente por el aislamiento, costumbres propias y ricas que jalonan todo el territorio y florecen con especial fuerza en la mágica zona norte de la región, donde la naturaleza es privilegiada, y las leyendas se funden con la realidad en una perfecta simbiosis. La comarca de las Hurdes fue objeto de visita y atención por viajeros ilustres, en 1913 estuvo por allí Miguel de Unamuno, atraído por la pobreza que se decía de la bonita comarca, más adelante, en 1922, el visitante fue Alfonso XIII, acompañado por el Doctor Marañón, que le había advertido de la mala situación del lugar. Finalmente y como puntilla a la "leyenda negra" de la comarca el documental de Buñuel, "Tierra sin pan", en buena medida teatralizado, supuso un punto de inflexión. Nadie hizo nada, hubo que esperar al desarrollismo franquista o mejor, a la propia democracia, para que las cosas empezasen a cambiar. Hoy, podemos decir que es una de las zonas más bonitas y peculiares de toda España. 
Con todo lo anterior podemos desarrollar una idea nacional propia, y si queremos podemos empezar a reclamar dinero para nuestro hecho diferencial, pero resulta que aquí no existe este sentimiento. Somos una región pobre, a pesar de  nuestra riqueza natural, también somos muy poco reivindicativos, es cierto, y lo uno junto  a lo otro hace que seamos ignorados en el marco estatal. En Extremadura hemos entendido que son más los elementos que nos unen que aquellos que nos separan, y el sentimiento nacionalista no surge, aún no nos ha dado por hacer negocio con elementos propios pero semejantes a otros que se encuentran en toda España. 
En otra ocasión podemos hablar de la deuda histórica, o de los grandes  personajes que ha dado nuestra tierra, o de Mérida, la ciudad más importante de la Hispania romana, o puede que hablemos de un camino con mil años más que el de Santiago, y que se denominó vía Albalata, o de la Alcazaba más grande de Europa, situada en la capital del otrora poderoso reino Aftasí de Badajoz. Somos una gran región, con nuestros rasgos propios, al igual que el resto, y  tenemos la  suerte de formar parte de un gran país, España, pero que más da eso, si al final de todo, TODOS, somos Terrícolas. Buena noche amigos.