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sábado, 30 de septiembre de 2017

De referendum, banderas y raíles.

Desde los trágicos sucesos de agosto en donde, de nuevo, fuímos golpeados por el terrorismo, mal llamado, islámico, que regó de sangre las calles de Barcelona y otras poblaciones cercanas, en todos los mentideros del reino patrio se viene hablando de forma constante, abrumadora y cansina de la posibilidad de independencia de Cataluña, a partir de la intenciones del gobierno nacionalista catalán de convocar un referendum y tratar de avalar su idea de romper con España. Pues bien, de eso vamos a hablar esta tarde, a pesar que me he resistido a ello, pues es meterse en "camisa de once varas", porque el asunto es serio, y muy complejo de solventar. Pero hablar de eso, nada más, no tendría más interés que si hablasemos del tinte rubio de Maria José Campanario, por tanto, añadiremos de pasada dos asuntos más que deberán esperar a la lectura del artículo, pues no desvelaré mis intenciones. Veo que me estoy convirtiendo en un maestro del suspense (obviando las pistas que el título ofrece). 
Comencemos pues con el asunto. Me parece un abuso intolerable e inconcebible, que desde hace más de un mes, la noticia del día, sea siempre la misma, es decir, el enfrentamiento entre el nacionalismo catalán y el gobierno nacional sobre el refrendum que está convocado, de forma ilegal, para el 1 de octubre, por el gobierno catalán y sus socios de corporación. Desde luego que es una noticia importante, pero creo que el tratamiento que se está dando al mismo ha sido, es y será, de todo punto insufrible, vamos que la opción para estar libre y guarecido de este acoso es poner telecinco y disfrutar de la revolución que supone un "gran hermano" repetitivo, alelado y con menos gracia que un caldo de habas. Mi opinión sobre el asunto catalán es meridianamente clara, no se puede celebrar el referendum, sencillamente porque no es legal, así no, la ley está para cumplirse. Ahora bien, no podemos negar que las relaciones entre Cataluña y España se tienen que reescribir, hay que sentarse y hablar, y ante todo escuchar, abandonando las posiciones fijas, al menos en la medida de lo posible. Sin embargo, todo esto se debe articular de una forma democrática y dentro de los cauces que marca la Constitución, y con el tiempo, seguramente el Referendum Legal se hará, con la misma normalidad que se ha relaizado en otros lugares como Escocia. 
Hay que saber que todos los territorios tienen peculiaridades propias, así como puntos en común, mi tierra Extremadura goza de muchísimas peculiaridades que nos hacen distintos del resto del conjunto español, sin embargo no existe un ideal nacionalista, ni mucho menos, a pesar de que contamos con una rica tradición histórica, a veces más cercana al resto del conjunto, y en ocasiones más lejana, pero como todos sabemos, aquí nadie se plantea nada al margen de España, a pesar de que la madre patria nos ha abandonado durante siglos, motivando que incuso nuestro rey, Alfonso XIII, entre baile y cabaret, viniese a Extremadura, y se quedase asombrado con la forma de vida de las Hurdes, aunque no hiciese un ápice por mejorar la misma. Sin embargo, a pesar de lo dicho, hay territorios donde ha surgido un sentimiento nacionalista que busca articular su propio estado, al menos eso dicen, porque también sabemos que en ocasiones lo que hay detrás de estas pataletas es la búsqueda de una mejor financiación, es decir que lo que se busca es la "pela". Yo no me opongo a nada de esto, y de verdad, como lo siento, no me siento ofendido porque un ciudadano catalán busque de forma legal y pacífica, articular su propio estado, sinceramente, ni me inmuto, que cada cual haga lo que quiera con su vida, pero ello dista mucho de lo que sucede hoy en Cataluña, donde aquellos que no quieren dejar de ser españoles se sienten presionados por aquellos que enarbolan esteladas y vociferan slogans falsos como aquel que afirma que España les roba. La democracia es para todos, y es siempre, no sólo cuando nos interesa a nivel personal o colectivo. 
Una cosa más para zanjar el asunto de Cataluña y hablar de otra cosa, aunque sea por variar del resto, hay algo que me da arcadas, y es el desarraigo, es decir, que gran parte de los que dirigen el cotarro independista catalán, son nacidos allí, pero sus padres y abuelos proceden de otros territorios, vamos de Extremadura, Andalucia o Murcia, principalemente por ser territorios de migración en los años sesenta. Eso se llama desarraigo, y da pena ver como algunos, con muy pocas dotes intelectuales y menos aún oratorías, aburren al personal con un desprecio y una soberbia que no se muy bien de donde se alimentan, en las sesiones plenarias nacionales o en el circo en que han convertido al "Parlament" catalán. 
A colación del asunto catalán, en el resto del territorio, algunos han comenzado a desplegar banderas españolas en sus balcones y fachadas, hasta el punto que más de uno se habrá pensado que se había adelantado la semana santa, o que otro gol de Iniesta nos hubiera dado el segundo mundial. Nada más lejos de la realidad, se trata de un intento, en mi opinión muy pobre, de mostrar una supuesta españolidad, ante la agresión catalana. Como he mencionado más arriba, la ley actuará, y algunos de los mastuerzos que mal dirigen Cataluña darán con sus huesos en la cárcel, pero sin duda, el sentimiento de los nacionalistas catalanes, no altera lo más minimo mi estado general, vamos que no me merece la pena ni  pensarlo, de tal forma que hacer gala de la españolidad como respuesta a lo que se haga en uno u otro lugar, me parece cuanto menos absurdo. 
En mi corto entender sobre el asunto, creo que nacer en una parte o en otra, no tiene más merito que el que nuestros padres hayan querido o podido estar en dichos lugares, vamos que no hay que hacer una oposición a judicatura y sacar un diez para ser español, basta con que tús padres lo hayan sido antes y te tengan dentro del territorio nacional, lo mismo para un catalán, o incluso para uno de Burundi o Nepal. Como no hay mérito en ello, no entiendo orgullo en ninguna parte, pero bueno puedo respetar estas acciones, en democracia todo vale, mientras se respete la ley y la Libertad prime sobre el atractivo Libertinaje. Por tanto estoy de acuerdo con todos los que ondean banderas españolas, y asumo su españolidad, que pasa por reconocer que tenemos sangre musulmana, por aquello de los ocho siglos que estuvieron en nuestras tierras españolas los omeyas, también hay que saber que antes que católicos fuímos arrianos, como los visigodos, o judíos, que también hubo muchos, hasta el punto que a la rama hebrea española se  le dio un apelativo propio, los "sefardíes". De igual forma debemos reconocer que ser español es ser griego, romano, o tartesico, y que hemos sido muchas veces reino, pero también republicanos, por dos veces, enarbolemos todo eso con la bandera rojigualda, porque todo eso es ser español. Nuestra Hispania, fue Castilla y Aragón, pero también reino Nazarí de Granada, todo ello debe representar la españolidad, junto con el mestizaje en america latina, y las Leyes Nuevas de Indias, al lado justo de la Inquisición, eso es España, también Cataluña, por supuesto, con Euskadi  y su nacionalismo. 
El último tema que me gustaría tocar esta tarde de referendum y españolidad hace referencia a un asunto mucho más importante. En el título hago alusión a lo mencionado hasta ahora y añado la coletilla "raíles", y es que mientras en Cataluña planean la independencia y en el resto del territorio decoran los balcones de sus casas, en Extremadura, nos conformamos con un tren que podría ubicarse en cualquier país no desarrollado del planeta. Cierto señores, dejemos las banderas y las cortinas, en este caso de humo, y peleemos porque España atienda a nuestra región, que es algo más que la despensa del país o lugar de cacerías de señoritingos patrios o ajenos. En Extremadura tenemos tramos de vías que se pusieron durante la Dictadura de Primo de Rivera, es decir que tienen casi cien años, no contamos por otra parte con ni un sólo metro de vía de alta velocidad, que es lo de menos, yo quiero "el ave", pero también un tren que no tarde seis horas en llegar a Madrid. Seguimos meneando banderas y chorradas, mirando de reojo a los demás, pero no somos capaces de levantar la bandera de la dignidad y marchar todos, como Extremeños y reclamar que de una vez por todas se nos tenga en cuenta, más allá de cacerías, berreas o turismo rural,queremos ser tomados en serio, debemos unirnos y luchar el futuro, si no lo hacemos nosotros nadie lo hara, lo del tren es sólo la punta del iceberg, hay mil asuntos más en los que todavía estamos a años luz del resto de la España media, ni que decir tiene que todavía estamos más lejos del nivel de Cataluña, País Vasco o Valencia. Mientras en la televisión anuncian el corredor Mediterráneo a Extremadura le privaron de la alta velocidad, había que compensar el apoyo del nacionalismo catalán a los gobiernos nacionales, en este caso concreto al de Zapatero, pero que más da, en esto son todos iguales, siempre pierde mi tierra. 
Pues nada mañana seguiremos con el espectáculo catalán, y otros pondrán la banderita en el estado del móvil, y Pedro un extremeño que trabaja en Madrid, tendrá que irse un día antes para llegar, porque claro, va en el tren de los abandonados. Buena tarde señores...